Pocos minutos bastaron, cuando aterricé en Venezuela, para que su luz y su aroma se plasmara en mi piel, y la armonía del cuatro en mi corazón, para que en mi sangre corrieran las tonadas del tío Simón y la espuma del mar se combinara con el horizonte tricolor. Poco antes, al sobrevolar la costa caribe más extensa del mundo, ahí, donde está Venezuela, en un vuelo que acompañaban guacamayas y turpiales, solo eso bastó para entender la magia del país caribeño, el mío, mis ojos brillaban, no podía esperar para llamar a mi madre, ¡Mami bendición, ya llegué!
En mis viajes anteriores a mi isla favorita, siempre he disfrutado de los “Todo incluido”, dos palabras que gustan a cualquier viajero, conocer un lugar donde puedes tener las frutas más exóticas, las aguas más cristalinas y las montañas más impresionantes repletas de nieve, flora y fauna, definitivamente son una gran elección, y así es Venezuela, un país con todo incluido.
Un país diverso, que primero fue recorrido por etnias indígenas, unas treinta aproximadamente pertenecientes a la familia Arahuaca, Caribe, Chibcha y Tupí guaraní. Desde la alta guajira, territorio compartido con la vecina Colombia, hasta el Amazonas, los tepuyes y el Delta, pequeñas civilizaciones de las que poco conocemos, pero que sí, recorrieron el país y hasta zarpaban en curiaras hasta nuestras islas, en Margarita, Los Roques, Coche y La Tortuga hay rastros de esos primitivos pero osados viajeros.
Pero los inicios del turismo en Venezuela se establecen a partir de 1932, cuando comenzaron a llegar los primeros vuelos de tipo comercial al territorio, y se crearon las primeras actividades turísticas que fueron iniciativa del Boulton Club de Venezuela entre 1935 y 1936 para satisfacer a esos primeros viajeros. Poco después en 1945, se inaugura el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, el primero del país, y donde estoy seguro que los primeros viajeros sintieron lo mismo que yo, al aterrizar sobre aquella costa, te quedas sin palabras.
Dos años después se otorgan los primeros permisos para la construcción de hoteles por parte de la Corporación Venezolana de Fomento en 1947. Y a partir de los años 50, el General Marcos Pérez Jiménez comienza a edificar una infraestructura hotelera a escala nacional que empieza a atraer a más turistas al país, y se empiezan a crear las primeras empresas de transporte terrestre.
Años 60. El turismo toma fuerza.
Tras la caída de Marcos Pérez Jiménez, surge la democracia en el país, y con ella los deseos de los primeros empresarios de turismo en convertir el exótico país en crecimiento, en un punto de interés para el sector turístico que también comenzaba a tomar fuerza en todo el mundo. Venezuela, no solo era mencionada por sus hermosos paisajes, sino porque también se convirtió en la patria de muchos extranjeros que buscaban un nuevo hogar, algo de lo que se hablaba en los puertos de todo el mundo.
«La Hora 25», película ambientada en la Alemania post guerra en 1946, un afiche se observa en la pared de la estación de tren de Múnich, «Sin hogar, Venezuela te da la bienvenida». Los alemanes, portugueses, españoles, italianos, y europeos de todo el continente encontraron en Venezuela su casa, un país, que ha sido hogar para la humanidad.
El primer gran paso lo dio aquel dictador en los 60, recordado por construir un gran país de concreto, el segundo, lo dieron las grandes compañías hoteleras del mundo como Melia, Hilton, Intercontinental, Sheraton y Holiday Inn que se instalaron en el territorio, ofreciendo a los viajeros que nos visitaban un estándar más alto en sus viajes. En este punto, por supuesto, los empresarios venezolanos dieron el tercer paso, el último, pero no el menos importante ya que también tenían donde recibir a sus huéspedes, teniendo posadas y hostales a lo largo y ancho del país, incluidos lugares lejanos como el Amazonas, los Llanos, el Delta y Canaima, algunos criollos también construían hoteles más grandes con servicios de calidad como el Hotel Bellavista en Margarita, inaugurado en 1958 y que tuvo mucho auge en los 60, y es que la hospitalidad es algo muy nuestro, en los lugares más turísticos del país la buena atención al visitante es un valor muy arraigado en la población. Al finalizar esta década ya era oficial, Venezuela era un país abierto al turismo.
Años 70. Turismo tan abundante como el Salto Ángel.
Se crea la Ley de Turismo en 1973 con el objetivo de establecer la Corporación de Turismo de Venezuela como organización rectora del área, al tiempo que algunas zonas como la Colonia Tovar en Aragua, la Península de Paraguaná en Falcón y el Hotel Ávila en la capital fueron declaradas zonas de interés turístico.
Tres años después en 1976 es creado el Ministerio de Información y Turismo, y se empiezan a crear programas educativos a través de Corpoturismo-Ince y el Instituto de Capacitación Turística (INCATUR) para formar a los venezolanos en materia de turismo. En ese punto del recorrido, la vocación de servicio y hospitalidad del criollo pasaba a tener un título profesional.
Años 80. El turismo tiene competencia.
Para la década de los 80, el turismo estuvo dando pasos importantes, en 1980 se define la clasificación de los alojamientos turísticos mediante el Reglamento Parcial de la Ley de Turismo; para establecer las normas que aseguren un buen servicio en la actividad hotelera.
Pero de un momento a otro, al turismo le salió competencia, debido al repentino auge en los ingresos petroleros que recibía el estado, por lo que éste dejó de ver el turismo como la fuente principal que llenaba sus arcas, incluso en el tránsito de gobiernos de los presidentes Luis Herrera Campíns (1979-1984) y Jaime Lusinchi (1984-1989) el turismo siguió sin tomar relevancia en las prioridades presidenciales.
Un desinterés que se fue heredando gobierno a gobierno, década tras década. Aunque el turismo si mantuvo un ligero crecimiento gracias a la mano de obra de criollos y extranjeros que seguían sosteniendo sus propios negocios en el área.
En los 80 por ejemplo, se hizo muy popular el turismo a lugares exóticos como Canaima, donde más tarde llegarían vuelos directos desde Europa. O Los Roques, donde el turismo es de larga data entre europeos. Curiosamente destinos tan nuestros como la arepa que han sido más visitados por extranjeros que por los mismos criollos, quizás, tal vez, como resultado del mismo desinterés del estado en desarrollar al máximo el turismo en el país, después de todo, la ley, es docente.
1990 – 2010. Venezuela está de moda.
A pesar del tímido aumento del turismo en el país, Venezuela se iba situando como unos de los favoritos del continente para vacacionar, no era para menos, su belleza es única, y la mejor publicidad es el boca a boca, especialmente por contar con la costa caribe más larga del mundo, y una cualidad que a mi parecer la hace única, y es que en un mismo estado puedes encontrar playa, y montaña, y en el mejor de los casos, playa, montaña, y desiertos.
En esta misma década, en 1994 nace Bitácora un programa de Radio Caracas Televisión dedicado al turismo, y con ella nuestra más importante embajadora, Valentina Quintero. La tía Valentina, la que nos ha enseñado que para querer algo hay que conocerlo, y que “el sentido de arraigo es más necesario que el patriotismo”.
Después del 2000, se le toma un poco más de interés al sector, y se le da prioridad a los pequeños emprendimientos, especialmente a todo lo relacionado con el turismo aventura. Para entonces, la gente seguía viniendo maravillados por un país con todo incluido, desierto, selva, nieve y volcán como reza la canción, además de lugares fuera de la imaginación en todas sus regiones.
Región occidente
El Relámpago del Catatumbo y su infinita producción de oxígeno, los picos más altos en Mérida, con un glaciar que ya perdimos, y los llanos con sus leyendas y anacondas por doquier.
Región central
Los playas y cayos más vírgenes, donde nuestros antepasados dejaron su rastro, los valles altos de Carabobo y Aragua, el secreto mejor guardado, y la exótica montaña que divide la capital del mar, el tesoro de los capitalinos.
Región oriental
La perla del caribe con su historia heroica, el misterioso Delta del Orinoco donde se dice que hay restos de la Atlántida, y los árboles de la vida que se mencionan en la biblia, en la extensión entre Amazonas y Canaima.
2021 – 2025. Llegaron los rusos y trajeron amigos
Rubios y muy curiosos, los rusos son todos unos personajes, y son nuestros más recientes visitantes, en Margarita en Canaima y en el Amazonas, ellos quieren verlo todo. Aunque no son los únicos que están visitando Venezuela ahora, si fueron los primeros que rompieron esa “temporada baja” prolongada que tuvimos en el país.
“Son gente muy chistosa” dice un vendedor ambulante en El Yaque, “Nosotros los queremos porque nos están dando de comer, y mantienen nuestros negocios” comenta la Sra. Lila Rojas propietaria del restaurante Mare Mare.
Con ellos, se restablece de forma tímida el turismo en nuestro país luego de una pausa entre el 2010 y 2020 donde casi no vino nadie, y no era para menos, aún recuerdo en 2018 la visita de unos amigos argentinos a Maracaibo, venían de mochileros desde Colombia donde habían llegado en avión, pero tristemente para nosotros, en Colombia encontraron mejores facilidades, ya que aunque tenemos muchos lugares turísticos por conocer, no tenemos muchas facilidades logísticas para un turista, al menos no en 2018.
Posterior a la llegada de los rusos en 2021, mas nacionalidades se fueron uniendo a esta moda de visitar Venezuela. Durante 2023 se viralizaron muchos youtubers que visitaban el país, sobre todo Canaima, donde quedaban maravillados. Alex Tienda y Luisito Comunica, ambos de México, Joe Hattab de Dubai, Matías De Rada de Bolivia, entre otros.
En 2023 y 2024 más viajeros con otra modalidad se unieron a la travesía venezolana, se trata de aquellos que viajan en casas rodantes y que se han permitido el lujo de trasladar sus casas móviles para amanecer a orillas del mar caribe, con las montañas de los Andes de fondo, o para recibir el año nuevo en la calmada Laguna de Mucubají, caso de Mariela Valinotti y Carlos Vaio, dos viajeros argentinos que llevan más de 6 meses recorriendo el continente.
¿Será este un renacimiento progresivo del turismo venezolano? Más allá de la hospitalidad característica del venezolano es importante preguntarse si de verdad a nivel logístico el país puede seguir recibiendo, no solo para quienes viajan en un todo incluido, o en su propio vehículo, sino de forma general, ya que en otros países el turista, desde el que viaja con mochila y poco presupuesto, hasta el que viaja Premium son un aporte enorme para la economía.
Es necesario mencionar que somos un país exótico, pero esto vamos más allá del patriotismo, precisamente, como lo dice siempre la Tía Valentina, no se trata de ser patriota, sino de tener sentido de arraigo. Y justo eso nos está costando, ¿Cuánta gente ha dejado el país sin conocer al menos Margarita o Los llanos? ¡Mucha!.
El propósito es ese, conocer más nuestro hogar, y entenderlo más allá de sus paisajes, porque Venezuela, además de ser un territorio, es un concepto, y esconde misterios inimaginables, Venezuela es una madre.
Y aunque estés lejos de ella, o aunque no te pueda dar los mejores lujos, ni la mejor escuela, o un carro a los 18, tu madre, siempre será su madre…
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