A 16 años de la ley para las personas con discapacidad

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Personas con discapacidad
Referencial/Foto: VTV

Un 5 de enero del año 2007 fue promulgada la Ley para las personas con discapacidad derogando la poco respetuosa “Ley de Integración al incapacitado”. Así, Venezuela se actualizaba en el reconocimiento que establece el artículo 81 de la Constitución Nacional como personas a este sector de la población que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), somos un 15% de los habitantes del planeta.

La Ley reconoce con discapacidad: Personas ciegas, baja visión, sordas-ciegas, sordas, baja talla, discapacidad física, discapacidad intelectual y discapacidad múltiple que comprende 2 o más discapacidades.

Pero ¿cuál es el balance qué nos dejan estos 16 años de la Ley para las personas con discapacidad?

Es positivo el reconocimiento que somos personas con todos sus matices, no incapacitados. Claro está, el Estado sigue en deuda con las personas con discapacidad: no se cumplen las garantías de las entregas gratuitas y masivas de las ayudas técnicas: bastones, sillas de ruedas, prótesis, etc.

Estas son difícil de obtener obstaculizándonos la autonomía funcional, los derechos a la educación y la salud. La certificación de la discapacidad tiene sus altos y bajos, pero ahí va.

La inserción laboral es la más complicada, en principio permitió que muchos consiguiéramos empleo, vale acotar algo muy importante, no todos los ciudadanos están preparados para trabajar.

Durante los primeros 4 o 5 años de la entrada en vigencia de la Ley hubo una exagerada masificación de contrataciones que no siempre se tradujeron en empleos, porque se incluyeron encargos a personas que presuntamente no estaban formadas para la faena y presuntamente no cumplieron, y lo que pudo ser una gran oportunidad de inclusión laboral terminó siendo un desastre acentuando la exclusión y discriminación laboral en contra de las personas con discapacidad, a pesar de que el artículo 21 de la carta magna prohíbe la discriminación.

Quién suscribe este artículo, buscando empleo en medios de comunicación públicos y privados ha sufrido discriminación por ciego y egresado de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).

En una entrevista de trabajo se me dijo que no me podían emplear porque necesitaban una persona que trabajara, no regalar el dinero. También en varias oportunidades he escuchado que los periodistas de la UBV son malos en la profesión.

La sicóloga Milagros Quintero, experta en selección de personal, explica:

“No se debe tener prejuicios a la hora de contratar un personal porque la calidad o mediocridad de un profesional, no se puede anticipar basándose en su casa de estudio, es caer en una generalización que coarta el derecho al ejercicio profesional de los egresados de la UBV. Dicen los especialistas que un desempeño excelente tiene más que ver con los valores, las aptitudes y el comportamiento que con el conocimiento. Hay que invitar a los seleccionadores de personal a poner énfasis en objetivos, resultados, logros, manejo de la adversidad y en ningún caso se puede predecir cómo será el desempeño del profesional, solo basándose en la universidad de donde egresó”.

Por otra parte, en los años 2014 y 2017, las personas con discapacidad ganaron un premio nacional de periodismo con los micros radiales “Con todas y todos” y el programa televisivo “Entre Iguales”, ambos productos producidos y conducidos por comunicadores sociales con discapacidad, evidenciando que la condición no es sinónimo de mal trabajo; se trata de formarse para la faena.

Moisés Quintero es periodista y locutor invidente. @moisesfquintero

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