Según el Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales, entre enero y junio del 2022 se registraron al menos 46 derrames petroleros en el país, la mayoría de ellos en Zulia.
El pasado jueves 28 de julio, la comunidad Santa Fe Las Playas, ubicada en el municipio Mara del estado Zulia, informó a Radio Fe y Alegría Noticias que tres semanas atrás se había registrado un derrame petrolero que afectaba a cerca de 300 familias que dependen de la pesca.
Hace poco más de una semana, a través de una nota de prensa, PDVSA informó que ejecutaron trabajos de saneamiento y recuperación en las costas marenses.
Sin embargo, los habitantes de Santa Fe Las Playas, aunque corroboraron que el personal de la estatal petrolera estuvo en el municipio, aseguraron que no se acercaron a su sector, por lo que siguen afectados por las secuelas del derrame de crudo.
Pescadores a la deriva
Beyerd García, con 20 años dedicado a la pesca artesanal, explicó a Radio Fe y Alegría Noticias que los cayucos (embarcaciones de madera de fabricación artesanal) los mantienen volteados “porque están manchados de puro petróleo”. Aseguró que son una población olvidada por parte de los entes del gobierno.
El pescador dijo, que ahora con los peces contaminados por petróleo, han tenido que ponerse a vender mamones o mangos para comprar al menos un kilo de harina de maíz o de arroz.
A partir del derrame petrolero, los pecadores llevan 25 días sin pescar por la contaminación que existe. Por lo que, siendo la pesca la principal fuente de trabajo para estos hombres, más de una vez se han visto obligados a consumir los peces y las almejas contaminadas.
El también pescador artesanal, Robert Moreno, sostuvo,“el alcalde de Mara (Luis Caldera) no hace nada, debe ponerse al tanto de los derrames petroleros”. Los pescadores alegaron, que si ellos no hacen algo, nadie lo hará por ellos.
“esperamos que el alcalde Luis Caldera se ponga al tanto de esto y vea en quÉ nos puede ayudar. La situación no está muy buena”.
Robert Moreno, pescador artesanal en declaraciones a Radio Fe y Alegría Noticias
Caminan 30 kilómetros diarios para poder subsistir tras el derrame
Santa Fe Las Playas es una comunidad que se encuentra alejada de supermercados y abastos. Por lo que, el Lago de Maracaibo representa para sus habitantes no solo su principal fuente de trabajo, sino también de comida.
En esta comunidad, quienes viven de la pesca y de la recolección de almejas, sienten incertidumbre, ya que con los derrames petroleros los peces y las almejas han muerto contaminados.
La líder de la comunidad María González, relató que son una comunidad indígena de escasos recursos económicos, que ahora deben recorrer entre 30 y 40 kilómetros hasta Santa Cruz de Mara, donde venden mamones o limpian los patios de algunas casas a cambio un kilo de arroz o un kilo de harina, para poder alimentar a sus hijos e hijas.
En este sector del municipio Mara, habitan cerca de 500 familias, de las cuales 300 dependen de la playa, entre ellos pescadores y recolectoras de almejas.
“Todo aquel que quería un salaíto iba a la playa, sacaba su anzuelito y sacaba su pescado”
María González, líder de la comunidad en declaraciones a Radio Fe y Alegría Noticias.
Las almejeras lograban recolectar hasta 12 kilos diarios de almejas antes del derrame, hoy, apenas alcanzan sacar 2 kilos para el consumo propio e impregnadas aún de olor a petróleo.
Esta producción la vendían a 2 dólares el kilo y con eso resolvían las necesidades del hogar, que incluyen alimentación y el pago de servicios como agua potable, para el cual dependen de camiones cisternas que venden la pipa a 1 dólar.
¿PDVSA no cuenta con suficiente personal para limpiar el derrame?
La señora María González explicó que una vez que ocurrió el desastre, los vecinos se dirigieron hasta el Complejo Petrolero Palmarejo, donde plantearon la situación a una contratista de Pdvsa.
Aseguran, que los trabajadores de dicha contratista “no se quisieron identificar”, pero les respondieron que dispondrían de 20 personas para cumplir con la recolección y limpieza de los residuos de petróleo.
Pero, estos les advirtieron que la estatal petrolera no estaba en capacidad de disponer de más personal para atender la contingencia.
Ha trascurrido un mes desde la petición realizada por la comunidad y aún no se ha ejecutado un operativo de limpieza y saneamiento en su sector.
Asimismo, hicieron el llamado a la gobernación de estado y a la alcaldía de Mara, sin que hasta ahora hayan recibido apoyo alguno.
¿Y el derecho a un ambiente sano?
Para la Fundación Azul Ambientalista, Mara se ha convertido en el epicentro de los derrames petroleros desde el pasado 12 de junio.
Su director, Yohan Flores, dijo a Radio Fe y Alegría Noricias que en el lago se derraman entre 300 y 1000 barriles diarios de petróleo.
Este pasado 28 de julio la Organización de las Naciones Unidas declaró el acceso a un medio ambiente limpio y saludable como un derecho humano universal.
Este derecho hoy no está garantizado para quienes habitan en las costas del Lago de Maracaibo, cuyas aguas son contaminadas recurrentemente por la actividad petrolera, provocando la muerte de la flora y la fauna del Coquivacoa.
Una comunidad fantasma que espera más que promesas
Por si fuera poco, la contaminación del lago producto de los derrames petroleros, la comunidad Santa Fe Las Playas también tiene que lidiar con la ausencia de servicios públicos.
En la zona no cuentan con servicio de agua potable, tampoco hay transporte público y varias familias están además sin electricidad luego de que se robaran varios transformadores y parte del tendido eléctrico.
Aseguran que los colegios a donde asisten los niños “están funcionando a medias”, y a la hora de una enfermedad no hay ambulatorios cerca, por lo que deben dirigirse hasta Santa Cruz de Mara.
Las quintas a la orilla de la playa que alguna vez albergaron turistas que dinamizaban cada fin de semana la economía en la zona, han sido abandonadas paulatinamente y hoy lucen desvalijadas luego de que les robaran puertas y ventanas estando deshabitadas.
Aron Peláez, de 23 años y con segundo año de medicina en la Universidad del Zulia, abandonó sus estudios porque no podía costear los gastos asociados y se sentía obligado a ayudar a sus hermanos, sobrinos y abuela a sobrevivir.
Sueña con algún día poder volver a la universidad, mientras resuelve con unos ovejos y tumbando cocos lo que el derrame le quitó a su productiva faena de pesca.
Relató a Radio Fe y Alegría Noticias, que trabajó para camaroneras «pelando camarones» en cestas de 15 kilos por 1,5 bolívares de pago por cada una, hoy es la opción que evalúan sus vecinos para sobreponerse a la actual situación que atraviesan.
A su edad, Aron dice que está «cansado de promesas» de todos los sectores y espera que «todos» los niveles de gobiernos, «sin importar su color, hagan su trabajo» para que puedan tener más y mejores oportunidades y una vida menos dura.
