La capital del estado Apure, San Fernando, llamada en una oportunidad «la ciudad de la esperanza», arribó a sus 234 años este 28 de febrero.
De celebración oficial no hubo casi nada. Solo el gobernador de la entidad, Eduardo Piñate, exaltaba la fecha a través de una nota de voz que circuló por varias emisoras locales.
Por su parte, la alcaldesa reelecta, ya en su tercer período, Ofelia Padrón, solo se refirió al aniversario en su cuenta de Twitter destacando la capacidad de la gente para salir adelante.
El presidente del concejo municipal de San Fernando, Jesús Quiñones, anunció que habrá sesión solemne el próximo jueves 3 de marzo en la descuidada y vandalizada plaza Bolívar.
Su colega edil, pero de la MUD, Wilson Gallardo, opina que no se puede celebrar un nuevo aniversario de la ciudad si la misma no cuenta con los mínimos servicios básicos.
Los 3 gobernantes, el gobernador, la alcaldesa y el concejal principal, son del PSUV. El partido rojo lleva 17 años rigiendo los destinos de San Fernando de Apure. Por tanto, la ciudad capital apureña no conoce otro estilo de gestión pública.
Ciudad pujante como puerto de exportaciones
San Fernando fue fundada a orillas del río Apure el 28 de febrero de 1788 por el fraile Fray Buenaventura de Benaocaz y el militar Juan Antonio Rodríguez, por órdenes del entonces gobernador de la provincia de Barinas, Francisco de Miyares.
Mucho contribuyó el otrora poblado con casas de paja «y unos cuantos indígenas» para la causa independentista de Venezuela. La batalla de Las Flecheras con el aguerrido José Antonio Páez a la cabeza la convirtieron en un fortín para proteger a esa vasta región llanera de los ímpetus de los españoles.
Luego, a principios del siglo 20, la llegada de migrantes europeos, mayoritariamente italianos, y también asiáticos y de países árabes hizo de San Fernando una pujante zona comercial y portuaria con calidad de exportación.
Las plumas de garza, las mejores frutas, plátanos, granos, algodón, cuero de ganado vacuno y de caimanes llegaban a las grandes ciudades de Europa como Roma, París, Madrid y Barcelona.
En el 2013 el ahora ex gobernador de Apure Ramón Carrizales promovió la construcción de un sistema levadizo sobre el puente María Nieves con el propósito de recuperar el proyecto Orinoco Apure que contemplaba la activación de una autopista fluvial.
Nueve años después se desconoce el monto invertido y en el sistema que permanece inoperativo.
De eso, solo quedan algunos pescadores y areneros, a las riberas del río y debajo del puente María Nieves, que intentan sobrevivir en medio de las dificultades.
Pero 234 años después la ciudad padece de un severo deterioro en todos los sentidos. Constantes son los despachos de Radio Fe y Alegría Noticias que recogen las denuncias de los más de 200 mil habitantes de sus 125 comunidades diseminadas en barriadas, urbanizaciones y caseríos.
Quejas y reclamos de los ciudadanos que se centran en reflejar la permanente crisis de agua potable, pese a estar a orillas del tercer río más importante del país, la creciente deficiencia en la recolección de basura, apagones a cualquier rato del día, calles y avenidas deterioradas, aceras y caminerías sin ningún de tapas para las alcantarillas, lo cual se traduce en el desborde de aguas servidas.
A propósito de este último problema, vale recordar que el pasado 18 de diciembre un niño de apenas dos años murió ahogado cuando accidentalmente cayó en un tanque de agua, ubicado en el boulevard de San Fernando, y que se encontraba destapado.
Sobre este caso, la alcaldía del municipio nunca se pronunció pero tampoco se acometió el arreglo de tanquillas y alcantarillas de la ciudad.
La esperanza le cedió el paso a la pobreza
Erigida sobre el patronazgo de San Fernando Rey, del siglo 13, la ciudad capital de Apure aún exhibe comunidades populares donde imperan la pobreza, la marginalidad y la desnutrición infantil.
Por ejemplo, en el barrio Las Minas II, donde vive el pescador Willy Garza, «la bolsa de la comida llega cada 3 meses y agua casi nunca tenemos, allí la pobreza juega garrote. Le pedimos al nuevo gobernador que haga algo por esos barrios».
Es una ciudad que dejó de tener 3 cines para hoy en día solo contar con una cinemateca abandonada, una sala privada en un pizzería donde se proyectan películas y la mayoría de sus parques abandonados.
Sus instalaciones deportivas como el estadio de béisbol Régulo Hernández, el campo del fútbol y unos inconclusos gimnasio de pesas y coliseo deportivo, también sufren por el rigor de la falta de mantenimiento.
Las colas de la gasolina aún permanecen aunque el despacho ha mejorado un poco en las 8 estaciones de servicio de la ciudad luego de la elección de Piñate como gobernador el pasado 21 de noviembre.
Una de las novedades es que desde hace dos semanas fueron retirados los funcionarios militares de las bombas.
Un solo hospital central, el Dr. Pablo Acosta Ortiz, sigue esperando por la terminación del Centro Materno Infantil, con una capacidad para 300 camas, y cuya primera contratación se hizo en 2007 con Hugo Chávez como presidente. 10 años después la gente se pregunta «¿dónde están esos reales?».
Las autoridades regionales y locales anunciaron hace días que las tradicionales ferias de San Fernando volverán este 2022. Aseguran que para ello están recuperando las instalaciones del parque ferial pero como dicen algunos de sus nativos, para qué ferias «si hasta la esperanza se nos está acabando».
