Alicia Zamora es una maestra que se define como arriesgada por la firmeza que mantiene cuando asume retos. Ya con 23 años de experiencia en la docencia, asegura que le sigue encendiendo con más fuerza el deseo de enseñar.

Zamora recuerda que la causa que la motivó a estudiar la carrera docente fue una llamada de Rafael González, director del Instituto Radiofónico Fe y Alegría, hoy llamado Fe y Alegría Educomunicación, quien le ofreció la coordinación de un Centro Presencial de Aprendizaje (EPA), donde llegó a atender a 85 participantes de primer a tercer año. 

“Siento que fue la mejor decisión que tomé y enseguida comencé a estudiar educación”, cuenta emocionada.

Antes de aquella llamada, la maestra Alicia había egresado de Fe y Alegría Educomunicación como Técnico Medio en Contabilidad en su mención de Servicios Administrativos. 

Ella cuenta que su experiencia como maestra le mostró que con armonía y respeto se puede alcanzar a estrechar un vínculo importante con los estudiantes. De esa manera, asegura que pudo acoger y animar a los chamos y chamas en las aulas de Fe y Alegría. 

Contrario a lo que se cree de que el maestro siempre es el que enseña a sus estudiantes, Alicia cuenta que compartir con sus estudiantes le ha permitido aprender de ellos. 

“Aprendí a tener valor cuando te propones algo para poder lograrlo, a tener empatía. Eso aprendí de mis estudiantes”, contó. 

Foto: cortesía.

Fundadora de una institución

Para el año 2000, la maestra Alicia fue facilitadora y fundadora del Centro de Capacitación Laboral (CECAL), ahora conocido como Fe y Alegría Capacitación, ubicado en el municipio Simón Rodríguez del estado Anzoátegui. 

Alicia califica esta etapa como complicada y difícil porque se desenvolvió en una zona peligrosa que ponía en riesgo su integridad física y sus bienes materiales ante la presencia de delincuentes. Sin embargo, los estudiantes intentaban protegerla a ella y al resto de los profesores. 

“Pasé varios sustos. Los estudiantes nos cuidaban para que los delincuentes del sector no nos hicieran nada. Les decían esos son nuestros profesores no se metan con ellos. Siempre nos protegieron”, contó. 

Un reto más

En el año 2023, Alicia asumió la coordinación de pastoral del programa Fe y Alegría Educomunicación del estado Anzoátegui, donde ahora debe ser maestra de otros maestros en cuanto a formación espiritual.

Entre risas, comenta que a veces es más complicado pastorear a los maestros que a los estudiantes. “Pero como buena maestra buscamos las estrategias y hacemos el trabajo”, asegura. 

Un esfuerzo que debe ser compensado

Para Alicia, hablar de educación se traduce también en poner sobre la mesa las condiciones que actualmente ejercen la profesión. Si bien los docentes encuentran un alivio al ver cómo forman parte de la formación de los futuros profesionales del país, también resulta doloroso cuando revisan sus cuentas y lo que ganan como salario no les permite tener una vida digna. 

“Un maestro no debe pedir que le aumenten el sueldo: debe tener el mejor sueldo”, dice. A la vez, insiste en que como maestros se han quedado solos, desatendidos y con sueldos que no alcanzan.

Alicia reconoce que si un maestro gana bien, hará mejor su trabajo porque eso ayudará a mantener su motivación. Eso es importante, al igual que contar con los recursos tecnológicos necesarios para impartir una mejor enseñanza en cuanto a lo que se refiere a infraestructura educativa. 

Y en cuanto al currículum de estudio, Alicia considera que ha perdido la calidad en sus contenidos y ha sido orientado más a una política que a una verdadera formación académica.

“Nos ha tocado enseñar contra corriente, pero no hemos dejado de hacerlo”, concluye Alicia. 

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