El Padre Jesús Villarroel, Director de Cáritas Diocesana de Carúpano, en el estado Sucre, confirma esta información a través de Radio Fe y Alegría Noticias.
Sobre lo que este 23 de abril ha sido noticia se pronuncia al indicar que hace un año, el 23 de abril de 2019, partió en horas de la noche la embarcación Johnnalys José, de manera ilegal, desde Güiria hacia Trinidad y Tobago. Se habla de 28 desaparecidos.
La oficina de Cáritas Diócesana en coordinación con la Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Caracas y la Comisión de Justicia y Paz de la CEV, ha publicado un comunicado con el título «Un año desaparecidos, un año de impunidad» con el fin de generar incidencia, despertar la sensibilidad y llamar la atención de la colectividad y de los entes gubernamentales y de los encargados de la justicia.
Esta denuncia que ha hecho la Iglesia local reposa en el Tribunal Quinto de Carúpano.
Confirma que de esta noticia también se hizo eco la Alta Comisionada de los DDHH de la ONU, Michelle Bachelet, en su informe de diciembre de 2019 «donde manifestó su preocupación por la falta de diligencia en este tema».
Desde Cáritas han intentado acompañar a los familiares, sobre todo a las madres de los desaparecidos. Igualmente a los niños que se han quedado huérfanos en Güiria.
Saber si la embarcación pudo llegar a su destino final, es decir, a Trinidad y Tobago refiere el padre Villarroel que le compete averiguarlo al gobierno de Venezuela a través de la activación de los mecanismos diplomáticos.
Ante la desinformación reinante no se puede afirmar de que el peñero haya naufragado.
Lo que sí se ha hecho es que los familiares se han organizado en un Comité de Víctimas. Este grupo ha acudido a la sede del Ministerio Público en Caracas, en varias oportunidades, a consignar la denuncia y a solicitar que se investigue el suceso.
Pero estos viajes han sido infructuosos. La única información que han recibido desde el país caribeño se las aporta un sacerdote, quien reseña la difícil situación que viven los venezolanos en Trinidad y Tobago.
Este presbítero les confirma que ahora se presenta el hecho de que muchos de los connacionales allá quieren retornar a su país «porque no tienen alimento, no pueden pagar la renta, no cuentan con servicios médicos, entre otras cosas».
El deseo de regresar a sus casas se les ha complicado porque en medio de esta cuarentena no se ha abierto, tampoco, un corredor humanitario desde Trinidad.
El director de Cáritas Carúpano quiere llamar la atención sobre esta frontera marítima «que es muy poco conocida».
Han sido tres las embarcaciones desaparecidas
Desde hace un año son tres las embarcaciones presuntamente naufragadas con 90 desaparecidos. Dos desde el estado Sucre. Una en el estado Falcón.
Sin embargo, lejos de que estos sucesos hayan supuesto una disminución de esta práctica, el sacerdote confirma que la misma se había mantenido con bastante frecuencia antes de la medida de la cuarentena nacional desde hace un mes.
Le envía una reflexión a los jóvenes que siguen buscando mejores oportunidades de vida. «Vean estas experiencias y frenen sus deseos de migración forzada y violenta que está viviendo nuestro país ante los riesgos que implica».
¿Dónde está Güiria y cómo son esas embarcaciones que zarpan desde ese puerto?
«Son peñeros pequeños, de madera. Generalmente tienen problemas porque llevan sobrepeso. De esta primera embarcación se habla de 38 tripulantes. Güiria está ubicado en el municipio Valdéz del estado Sucre. Es frontera marítima con Trinidad. Muy cerca de Macuro. Lugar histórico donde pisó Cristóbal Colón en su tercer viaje. Pertenece a la Península de Paria. Desde Caracas a Carúpano se hacen unas 10 horas en carretera. Y desde Carúpano para llegar a Gúiria son 3 horas más. Con una carretera en mal estado. con frecuentes cierres de vías porque es una zona afectada por los servicios públicos que no son eficientes. Hay una ola de delincuencia en Güiria muy marcada y eso también produce migración, enfrentamiento entre bandas. Es muy triste esta realidad. Cortes de luz frecuentes. Poco servicio de agua potable. Muchas veces no tienen servicio de internet. Es una zona que ha estado en el abandono».
P. Jesús Villarroel