En Brasil, la carrera hacia las elecciones de octubre arrancó este 16 de agosto, y lo hace con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva cómodo en su posición de favorito, pero con el presidente Jair Bolsonaro en una suave tendencia al alza.
La Justicia Electoral abrirá el período de cruzada proselitista en el que 12 aspirantes al poder (incluidos Lula y Bolsonaro) registrados y partidos se moverán para conseguir el voto de 156 millones 454 mil 11 electores.
Lula iniciará la campaña en las fábricas de la periferia de Sao Paulo (sureste), donde fraguó su liderazgo, primero como metalúrgico y después como líder sindical y político.
Por su parte, Bolsonaro escogió la ciudad de Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais (sureste), allí donde, en septiembre de 2018, fue apuñalado. El atentado marcó esa campaña y acabó catapultando su apoyo electoral.
El favorito
El arranque de la campaña llega con Lula como favorito. Según la encuesta de BTG/FSB divulgada este 15 de agosto, tendría el 45% de los votos, frente al 34% de Bolsonaro.
La diferencia es considerable, pero el actual presidente ha ido recuperando popularidad lentamente en los últimos meses, mientras que Lula se ha estancado.
Además, los vientos empiezan a soplar a favor de Bolsonaro después de mucho tiempo: aunque los precios siguen por las nubes, la inflación ha dado una tregua.
Lula tendrá por delante el desafío de no dejar que su electorado más fiel (el más pobre) se deje hipnotizar por la promesa «electoralista» de Bolsonaro.
Adiós a una tercera vía
Cuando falta poco más de mes y medio para votar, la posibilidad de que surja una tercera vía que rompa la polarización Lula-Bolsonaro ya suena a quimera.
Una tercera candidatura: Ciro Gomes (el tercer colocado, con 8% de apoyos) hacia la de Lula, ya que la mayoría de sus electorales son progresistas.
En el entorno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula ese movimiento hacia el voto útil se espera como agua de mayo, porque podría permitir al exmandatario ganar incluso en la primera vuelta, sin necesidad de ir al balotaje.
En los próximos días, la propaganda electoral empezará a inundar la televisión, las calles y las redes sociales y será entonces cuando empiecen a desvelarse las apuestas de los candidatos y los principales puntos del programa.
Hasta ahora, la pre-campaña ha estado marcada por: inflación, desempleo y el regreso del hambre (hay más de 33 millones de brasileños que no acceden a alimentos).
Sin embargo, pero muy posiblemente a partir de ahora Bolsonaro intentará llevar la campaña hacia temas en los que se siente más cómodo (familia, valores, religión, etcétera).
Ataques a las urnas
El Tribunal Superior Electoral (TSE) trabajó en los últimos meses codo a codo con las principales plataformas de mensajería y redes sociales para evitar la desinformación, pero los compromisos firmados pueden acabar siendo una gota en el océano.
Además de frenar las noticias falsas sobre los candidatos en sí, el TSE tendrá otra misión: garantizar la integridad del sistema de votación.
Las urnas electrónicas, que se usan en Brasil desde hace más de 20 años, han sido objeto de fuertes críticas de Bolsonaro, que cuestiona su eficiencia.
El 2 de octubre se realizará la primera vuelta de las votaciones. Si ningún candidato a presidente o gobernador logra el 50 por ciento más uno de los votos, habrá una segunda ronda, el día 30 de ese mismo mes.