Así se cubrió en Venezuela el alunizaje

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Era 20 de julio de 1969. Después de cuatro días de viaje, los astronautas Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins, se bajan del módulo del Apolo 11 para cumplir la hazaña más imposible hasta ese entonces: caminar sobre nuestra inalcanzable y misteriosa Luna, nuestro vecino celeste más cercano.

La misión Apolo había sido un éxito, pero antes de eso, existieron inconvenientes para transmitir la caminata por televisión a todo el mundo.

Muchos países, desde los años 30, ya estaban inmersos en la televisión. Sin embargo, al inicio de la Apolo 11, los equipos técnicos y los astronautas de la NASA se oponían a incluir cámaras de televisión; para ellos, era “una distracción no esencial” y significaba la pérdida de masa en una cápsula espacial ya abarrotada.

Pero luego, la agencia espacial estadounidense decidió aprobar la inclusión de las cámaras televisivas no solo para registrar el hecho y echárselo en cara a la Unión Soviética, sino también para mostrarles a los ciudadanos norteamericanos en qué se estaban gastando los dólares de sus impuestos.

Complejidad y riesgo

La señal del alunizaje debía captarse ininterrumpidamente, pese a la rotación de la Tierra. Por ello, la NASA empleó una red de transmisión con tres antenas de 26 metros de diámetro ubicadas en California, España y Australia, para de allí pasar por satélite a Houston, donde nuevamente era retransmitida en formato de televisión a las estaciones correspondientes.

Si bien todos estaban ansiosos por ver la transmisión, no todos los países latinoamericanos contaban con la infraestructura tecnológica para hacerla posible en los televisores de los hogares. La comunicación vía satélite era todavía una novedad.

Venezuela, en la cúspide y Maracaibo, protagonista

En nuestro país, “el esfuerzo tecnológico para lograr la transmisión del alunizaje, lo realizó en buena parte Radio Caracas Televisión ya que en vista de que la misión Apolo iba a ser, o ya se sabía que tendría éxito, la directiva de RCTV decidió en 1968 transmitirlo”, cuenta el ingeniero venezolano Audio Leal a Radio Fe y Alegría Noticias.

Para ello, Radio Caracas contrató a la empresa multinacional ITT para alquilar, transportar e instalar una estación rastreadora de satélites, de unos nueve metros de diámetro, en Maracaibo, específicamente en el aeropuerto de La Chinita que en ese entonces estaba en construcción.

Maracaibo era la única zona donde podía captarse con mejor recepción el satélite ATS, ubicado al norte del océano Pacífico, y el único con posibilidades de enganchar la señal.

“Hasta cierto punto fue una proeza técnica para los recursos disponibles en esa época. Incluso, puedo imaginarme que eligieron el aeropuerto de La Chinita para tener la mínima interferencia posible”, opina el ingeniero.

La antena parabólica —la primera en el país—fue alquilada a un precio de 300 mil dólares y trasladada en un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.

“Para la traída y transmisión de la señal a todo el país, se debió solicitar el permiso al Ministerio de Transporte y a la empresa de telefonía Cantv, para esa época empresa del Estado venezolano, la cual exigió como condición que la imagen se transmitiera también por el canal 5”, continúa Leal.

Según el periodista Oscar Yanes —director de la Televisora Nacional, canal 5—, la circunstancia fue propicia para que RCTV cediera al Estado los derechos de esta transmisión y así toda Venezuela fuera testigo de la primera transmisión vía satélite en nuestra historia.

En esa fecha, el canal 5 era la Televisora Nacional; actualmente, el canal del Estado. Radio Caracas, por su parte, accedió a la condición interpuesta por el entonces presidente de la República, Rafael Caldera, y gestionó toda la parte técnica.

“Yo me acuerdo. Vívía en Carora. Se veía clarito, bueno, en blanco y negro, pero pa’ la época… Era lo más impactante. Mi casa se llenó de gente porque mi familia era la única con televisor en el barrio. El televisor del momento era de esos de cuatro patas, parecían un catamarán”, cuenta el señor Alfredo Reyes, de 79 años.

Reyes recuerda con claridad que Radio Caracas Televisión “movilizó a un poco de gente”, refiriéndose al equipo de corresponsales que enviaron a Maracaibo y Estados Unidos, entre narradores y comentaristas: Renny Ottolina, Francisco Amado Pernía y Oscar Martínez en el estudio de RCTV; Rafael Poleo y Clemente Cohén transmitiendo desde la NASA; y por el canal TVN-5, Edgardo de Castro, jefe de prensa y director de la planta televisiva.

“El canal 5, pocos días antes del despegue del Apolo 11, transmitió una serie de reportajes y entrevistas realizadas en cine desde la NASA”, añade Leal.

“Adiós, pájaro de fuego”

El animador y productor venezolano Renny Ottolina fue el encargado de narrar y traducir del inglés al español todas las incidencias de los astronautas desde el lanzamiento del Apolo 11 hasta que pisaron la superficie de nuestra Luna.

Ottolina “hizo famosa la frase ‘adiós, pájaro de fuego’ cuando el Apolo 11 despegó y Edgardo de Castro gritó ‘hombre en la Luna’ cuando Armstrong posó su pie en la superficie lunar”, acota Leal.

Una experiencia inolvidable

Para nadie es un secreto que todos querían ver a los tres astronautas recolectando muestras de rocas y caminando en la Luna.

“Nosotros estábamos en la calle. Eran como las siete de la noche y a esa hora nos fuimos a la comercial ‘Boby Kron’, creo que se llamaba así, en Cabimas. Ahí habían dejado los televisores encendidos frente a la vidriera y ahí los vimos: a Armstrong, Aldrin y ‘Maikel Colina’ (Michael Collins) flotando casi”, recuerda entre risas el señor Luis Pérez, de 79 años.

Y así fue: las tiendas electrónicas hicieron ofertas de televisores a 200 bolívares y esa noche dejaron los aparatos encendidos para que nadie se perdiera la hazaña lunar frente a las vidrieras.

Quería ser astronauta

El biólogo venezolano Enrique La Marca, director del Centro de Conservación Rescate de Anfibios Venezolanos (REVA), compartió con Radio Fe y Alegría Noticias sus recuerdos de aquel lunes 21 de julio de 1969. Él y su amigo Leonardo comenzaron a desarrollar sus propios cohetes después del alunizaje que, indudablemente, marcó su infancia, juventud y carrera como científico.

“Vivía en Guanare y recuerdo perfectamente que estábamos en la sala de la casa; teníamos un televisor Philco de cuatro patas. Estábamos sentados en el piso, mis padres y mis hermanos; reunidos para ver la transmisión en blanco y negro, con unas imágenes medio borrosas”, narra La Marca.

“Recuerdo que escuchábamos la interpretación en español en una radio y las imágenes en el televisor. Para mí eso fue espectacular, tenía 11 años y una afición por la ciencia”, cuenta.

“Todos teníamos interés en la llegada del hombre a la Luna; seguimos los primeros acontecimientos de la carrera espacial, el primer satélite ruso por ejemplo. No creo que mucha gente estuviese enterada de los detalles de la carrera especial pero todos queríamos verlo. Era especial y casi se me erizaban los vellos casi de oír y ver lo que estaba ocurriendo”, agrega.

El alunizaje de 1969 disparó en La Marca un interés mucho mayor por las ciencias espaciales: “mi padre compró una enciclopedia sobre todos los aspectos de la carrera espacial y datos curiosos sobre el desarrollo de la cohetería”.

Para él, era fascinante y “aprendí mucho hasta tal punto de querer desarrollar mis propios cohetes”.

“Me junté con un amigo, Leonardo Morandín, en Guanare y empezamos a construir cohetes caseros. Entre 1969 y 1974 logramos hacer unos 20 cohetes experimentando con todo tipo de cosas; no solo con pólvora, también los hacíamos con etapas, es decir, se separaba la primera etapa, se encendía la segunda…”, detalla el biólogo.

Y, además, “los más complejos llegaban a tener cápsulas donde a veces poníamos insectos, invertebrados la mayoría, que murieron durante los lanzamientos e incluso, recuperábamos las cápsulas con un paracaídas que le colocábamos”.

“Ahora que lo pienso en retrospectiva, era genial, para la edad que teníamos, unos chamos haciendo esas cosas tan detalladas. Me parece bonito. Un nivel impresionante para los niños que vimos ese evento y que quedamos influenciados por el mismo, una cosa asombrosa”.

La Marca conserva registros y cuadernos con los planos y gráficos de los cohetes que desarrollaba con su amigo. No llegó a ser astronauta o un ingeniero aeroespacial, pero en la actualidad es uno de los científicos más importantes del país.

Primeras planas

El alunizaje no solo fue transmitido en televisión. El evento engalanó las primeras planas de los periódicos en el planeta.

En Venezuela, es conocido que diarios como Últimas Noticias, El Nacional, El Universal, Crítica y Panorama hicieran ediciones especiales y relataran las impresiones y los pormenores de aquellos hombres en la Luna.

Aquí, te mostramos la portada del Diario Panorama (estado Zulia) del 21 de julio de 1969.

La señal transmitida que provenía de la antena instalada en Maracaibo también fue adquirida por Colombia.

Duró poco más de dos horas. No obstante, como la industria de la televisión no tenía tanto avance en el registro gráfico, solo vemos clips de esa retransmisión en la actualidad.

Un año después, en 1970, la Cantv inauguró la primera estación rastreadora de satélites en el estado Aragua.

La llegada del hombre a la Luna fue el evento televisivo más visto en el momento con 600 millones de espectadores: la quinta parte de la población mundial para ese entonces.