El Gobierno austríaco anunció este viernes el cuarto confinamiento general desde el inicio de la pandemia y, para salir del “círculo vicioso” de las restricciones, impone a partir de febrero la vacunación obligatoria de toda la población.
Austria, donde el 65% de población tiene la pauta completa, se convierte así en el primer país europeo en introducir una inmunización obligatoria contra la COVID-19 y es, también, el primero en volver a un confinamiento en esta última oleada.
El país europeo, encabeza en el continente las últimas medidas restrictivas para detener los contagios, incluido el inédito confinamiento de los no vacunados que se introdujo el pasado lunes.
Sanciones a quien no se vacune
“A pesar de meses de persuasión, a pesar de todas las campañas en los medios de comunicación, a pesar de todo, no hemos podido convencer a todos de que se vacunen”, se lamentó el canciller, Alexander Schallenberg.
El político conservador criticó a las formaciones que se oponen a la vacunación, como el partido ultraderechista FPÖ, que cuenta con el 20% de intención de voto, y definió su postura como “irresponsable” y “un atentado contra el sistema sanitario”.
“Así que nos vemos abocados a una decisión muy difícil, la decisión de que debe comenzar rápidamente una vacunación obligatoria a nivel nacional”, dijo Schallenberg.
Aquellos que no cumplan la normativa pueden enfrentarse a duras sanciones administrativas, aunque no se han precisado cuáles.
Alta tasa de contagios
El jefe del Gobierno se mostró seguro de la legalidad de la medida y recordó que en el pasado ya se aplicó una vacunación forzosa contra la viruela tras la Segunda Guerra Mundial.
Las medidas se anunciaron cuando la tasa de contagio se encuentra entre las más altas del continente, con unos mil casos por 100,000 habitantes en siete días.
En las últimas 24 horas se contabilizó un nuevo récord con 15,809 positivos y ya hay más de quinientos pacientes en la UCI, con los hospitales de las regiones de Salzburgo y Alta Austria al límite de sus capacidades.
Tanto la vacunación para todos como el nuevo confinamiento fueron consensuados entre el Gobierno central de conservadores y ecologistas y las autoridades regionales, en una reunión que duró hasta altas horas de la madrugada.
Ultras antivacunas
El líder del ultraderechista FPÖ, Herbert Kickl, quien se encuentra en cuarentena tras una infección de la COVID-19, sostuvo en las redes sociales que con la vacunación obligatoria Austria se convertía en una “dictadura”.
El líder ultra -que ha recomendado desparasitadores, ibuprofeno y vitamina C para protegerse de la COVID-19- convocó una gran manifestación para mañana, sábado, para protestar contra las decisiones del Gobierno.
Tanto el excanciller Sebastian Kurz como su sucesor, Schallenberg, prometieron en los meses pasados que la pandemia había acabado para los vacunados y que no habría un nuevo confinamiento para ellos.
Cuarto confinamiento
El Gobierno también aprobó un confinamiento general de 20 días a partir del próximo lunes, ya que las medidas adoptadas hasta ahora, como las restricciones para los no vacunados, no redujo de forma importante los contagios.
“Los ciudadanos deberán asumir nuevas restricciones durante 20 días porque hubo demasiados que se han mostrado insolidarios. Les pido que sigan las medidas y que reduzcan los contactos para protegerse y para proteger a sus seres queridos”, pidió Schallenberg.
El nuevo confinamiento supone que los ciudadanos solo podrán salir de sus viviendas para determinados fines, como compras de primera necesidad, ir al médico, ayudar a terceras personas o pasear y hacer ejercicio al aire libre.
Las tiendas no esenciales, salvo supermercados y farmacias, así como restaurantes, gimnasios y todos los espacios de ocio quedarán cerrados durante el confinamiento.
Al contrario que en los anteriores tres confinamientos, las guarderías y los colegios permanecerán abiertos.
Las mascarillas serán de uso obligatorio en todos los espacios cerrados y se recomienda una tercera dosis de la vacuna a los cuatro meses de la primera.
Los expertos calculan que las pérdidas para los comercios pueden ascender a mil millones de euros semanales. Otro sector muy afectado es el turismo, especialmente el de invierno, del que dependen grandes regiones del país.
Fuente: EFE