En medio de la crisis económica más aguda en la historia republicana de Venezuela, el mensaje opositor se disgrega y la falta de espíritu de cuerpo y de mística le permite al régimen capear el temporal.
El desgobierno juega a la división de la oposición. Se niega a negociar con el gobierno legítimo de la Asamblea y promueve arreglos paralelos con otros partidos. Busca legitimidad con las parlamentarias, con un pacto que excluye a la parte gruesa de la alternativa democrática. Quiere repetir el escenario de las presidenciales de mayo, ahora con unas legislativas. No entiende que sin acuerdos mínimos y básicos, con las fuerzas mayoritarias, la crisis seguirá y no resolverá nada. Mientras tanto, algunos opositores cometen el error de atacarse mutuamente o de golpear a dirigentes del mismo bando.
Sería más fácil primero ponerse de acuerdo entre miembros de la alternativa democrática, que pactar con un desgobierno desacreditado y tramposo. Para mayo prometieron condiciones y las violentaron. Tenían que realizar un referendo revocatorio de mitad de periodo y lo burlaron. Cada vez que han negociado ha sido para tratar de afianzarse en el poder y ganar tiempo. Nunca han estado dispuestos a habilitar a líderes políticos con sentencias amañadas, ni a poner en libertad a los presos políticos.
A las parlamentarias o va la oposición unida o será mejor descartarlas. Las negociaciones son necesarias, pero con la participación de todos los factores.
En otro orden de ideas, en las últimas semanas se vuelve a sentir el tráfico, a causa de la cantidad de gente del interior, que ante el colapso se traslada a Caracas. Las regiones están cada vez más depauperadas.
En el “black friday” caraqueño, hubo gente en los centros comerciales, que conforman dos ciudades en una. Los que tienen y los que padecen sin dólares.
El CLAP mantiene en tensa calma a los más necesitados. Sin embargo, el pueblo sale a protestar en sus sectores por la falta de agua, gas, electricidad o servicios públicos. Las enfermeras, los maestros, los jubilados y pensionados están en la calle. Los transportistas no hayan que hacer, ante unos usuarios ahogados a los que tienen que subirles el pasaje casi a diario para operar. Es una economía colapsada con un dólar que se proyecta supere la barrera de los bolívares 50 mil este mismo mes.
El reto de un gobierno de unidad y salvación nacional es inalcanzable con quienes detentan el poder de facto. No están dispuestos a nada que implique ceder poder o alternancia, pero el cambio va…
@OscarArnal