En Catuche, las bandas juveniles pusieron en jaque a las familias de todos los sectores de este barrio de Caracas. A finales de los años 80, las balaceras dejaban muertos todos los días.

En medio de un contexto hostil, la mediación comunitaria y la de actores vinculados a la Iglesia lograron acercar posturas y poner fin a la violencia desmedida. Las madres de las víctimas fueron claves en la negociación de paz.

Doris Barreto, representante del Centro de Desarrollo Social de Catuche, fue la mediadora del proceso junto al padre Jesuita José Virtuoso y durante el programa Háblame Bajito, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias, relató cómo se desarrolló el proceso de mediación y cómo lograron la paz.

Catuche se convirtió en una experiencia exitosa de pacificación de un sector popular de Caracas que era dominado por las bandas armadas que se dedicaban al tráfico de drogas y otros delitos.

De la paz malandra a la paz ciudadana, un libro que recoge la experiencia de paz en Catuche, recoge también la experiencia reconciliación que todavía se experimenta en el centro de la capital del país.

La Quinta era el coco

En el año 2005, Doris Barreto inició la incursión en el sector La Quinta para intentar abrir espacios educativos y deportivos a través de Fe y Alegría.

En esos años, este sector era de los más peligrosos. Doris Barreto cuenta que iba con miedo.

Sin embargo, comenzaron las reuniones con los jóvenes de la comunidad para identificar algunas actividades que a ellos les hicieran bien.

Los primeros días, los participantes se acercaban con cautela para explorar el terreno e identificar qué cosas se podían hacer en su sector.

Posteriormente, otra integrante del equipo de Catuche se comenzó a reunir con los jóvenes del sector Portillo.

Desde el principio, el centro les dejó claro que estaban para trabajar con todos y no de manera exclusiva con los de un sector u otro.

Guerra entre bandas

Por esa época, los grupos de La Quinta y Portillo se enfrentaban a tiros “por cualquier cosa”. “No era un sábado, era todos los días”, recuerda Doris.

“Una noche, estaba reunida con los padres y empezó un tiroteo y uno cayó al suelo. Yo pensé que le habían dado un tiro”, narra.

Doris relata que a ella le tocaba salir y curarlos: “Esa noche le dieron dos tiros a dos muchachos”.

En otra ocasión, iba caminando de un sector a otro y venía un joven con dos pistolas a comenzar una balacera y ella tuvo que enfrentarse -aunque tenía mucho miedo- para evitar que dispararan.

Entre las balas, la señora Doris comenzó su trabajo de paz en el barrio, hablando con los muchachos y explicando que no había razones para que se cayeran a tiros a cada rato.

“La maestra malandra de Fe y Alegría”, le decía uno de los jóvenes al que ella convenció de bajar el arma.

Reuniones entre madres

Después del asesinato de uno de los jóvenes en la plaza de La Pastora, una de las madres propuso a Doris que hicieran una reunión entre las madres de ambos sectores.

Esta reunión se hizo en el centro de Fe y Alegría y la mamá del joven muerto, junto a doce personas más, traspasaron la barrera de la violencia para iniciar el diálogo entre sectores.

Once mujeres del sector Portillo más un hombre fueron al sector de La Quinta. En esta primera reunión, Doris fungió como mediadora y escolta de los vecinos.

El primer encuentro sirvió para identificar que los dos sectores experimentaban los mismos sentimientos de tristeza, dolor y miedo.

Posteriormente, los vecinos de La Quinta fueron hasta Portillo y se firmó un primer acuerdo en el que todos se comprometían a no vender droga, a investigar a los rumores, a no disparar hacia el otro sector y a hacerse responsables por los invitados que llevaban al barrio.

Los sectores de La Quinta y Portillo estuvieron de acuerdo con los compromisos.

Los acuerdos finales se firmaron en 2007 y hasta el día de hoy, las familias respetan el pacto de paz.

El padre José Virtuoso inició los pactos de paz

Doris Barreto confiesa que antes de firmar los acuerdos de paz, el padre jesuita José Virtuoso ya hacía pactos de palabra con los muchachos de los sectores.

Los pactos de no agresión podían durar hasta un mes y los jóvenes se comprometían con el cura a no robar y a no iniciar nuevos conflictos.

El padre José Virtuoso era el acompañante del centro de Catuche. En esos años era el director del Centro Gumilla.

Posteriormente y hasta su muerte, el padre Virtuoso fue el rector de la Universidad Católica Andrés Bello.

Padre José Virtuoso acompañando a la comunidad de Catuche.

Los capuchinos en Catuche

A principio de los años 80 del siglo pasado, la orden de los capuchinos llegó a Catuche para realizar actividades de evangelización y asistencia social.

En esta época celebraban fiestas religiosas como la coronación de la Virgen, cuenta Barreto. Pero también ofrecían bolsas de comida para las familias más pobres del sector

“Yo suelo decir que los capuchinos llegaron abriendo caminos para los jesuitas”, dice la señora Doris, porque ya en 1987 se instaló el padre José Virtuoso de la Compañía de Jesús comenzar, junto a los vecinos, el proceso de pacificación del sector.

¿Qué es catuche?

Catuche es un sector popular ubicado en el centro-norte de caracas. La señora Doris Barreto lo describe como la suma de varios sectores, en uno de sus extremos esta el sector El Guanábano, en la avenida Baralt, luego se suman otros como Portillo, Puerta Caracas o La Quinta.

En 1999, cuando ocurrió la vaguada en Vargas, este barrio caraqueño también resultó afectado y varios sectores desaparecieron.

A raíz de la emergencia por las inundaciones, la comunidad ya estaba organizada y la experiencia vecinal facilitó que pudieran atender a las familias damnificadas y que, además, pudieran acceder a recursos del Estado para comprar un terreno y comenzar a construir viviendas seguras.

A través de la organización de las familias lograron levantar 199 apartamentos.

Catuche en 2024

La señora Doris sigue viviendo en Catuche y asegura que hoy día las personas pueden entrar a los diversos sectores “y no pasa absolutamente nada”.

Los acuerdos de Catuche se firmaron en medio del dolor y el miedo por los muertos y la incertidumbre del tiroteo inminente.

A casi 20 años de la firma de los acuerdo, la señora Doris reconoce que todavía es necesario trabajar en la reconciliación y el perdón.

Escuche la entrevista que ofreció Doris Barreto a la periodista Carlota Rojas:

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