La semana pasada, Estados Unidos (EEUU) sufrió una tormenta invernal que cubrió gran parte del país con temperaturas bajo cero. Texas, al sur, es un estado que no está acostumbrado a este tipo de temperaturas y que además no está preparado para el clima gélido.
La tormenta registró temperaturas de menos de 18 grados centígrados en algunas ciudades meridionales del estado. En el caso de Dallas se registró más frío que en una de las principales ciudades de Alaska.
Estas temperaturas no se registraban en algunas zonas desde hace mas de 30 años e incluso desde hace más de un siglo en otras ciudades.
Víctimas fatales de la tormenta
Se estima que unas 60 personas murieron en todo el país y de esas, al menos 35 fueron niños. Las causas de estos lamentables hechos fueron envenenamiento por dióxido de carbono, accidentes automovilísticos, ahogamientos, incendios de casas e hipotermia.
El pasado sábado, el presidente de los EEUU, Joe Biden, decretó estado de catástrofe en Texas, Oklahoma y Luisiana, lo que permitirá que más fondos sean destinos a reparar y aliviar los daños de las consecuencias que todavía se están viviendo.
Desde este fin de semana las temperaturas empezaron a subir y a llegar a los niveles esperados para estos días y se espera que se mantenga así, de acuerdo con el Servicio Nacional del Clima.
Daños masivos
Por esta tormenta Texas sufrió una falla masiva en su sistema eléctrico durante la semana pasada, sistema que está regido por el Consejo de Confiabilidad Eléctrica de la entidad, que cubre la mayor parte de la demanda de energía.
Por esta situación se vieron afectadas 4 millones de personas y aunque el sistema se empezó a restablecer de manera parcial y se ejecutó la rotación de la energía eléctrica por zonas, para este sábado unos 80 mil hogares no contaban con servicio eléctrico.
También se registraron problemas con los servicios de agua y gas, por un lado, al no contar con servicio eléctrico varias plantas procesadoras de agua frenaron sus funciones y justamente el centro para el control y prevención de enfermedades advirtió de igual manera que una vez que el servicio se empezara a restablecer, el agua que fuese para el consumo humano debe ser hervida.
Por otro lado, las tuberías de agua congelada impedían el curso normal del agua y la presión del congelamiento ocasionó que se reventaran muchas tuberías tanto en hogares como en hospitales.
En Austin, la capital de Texas, se estima que se perdieron 1.2 billones de litros de agua a raíz de los daños de las tuberías. A través de las redes sociales se pueden apreciar largas colas para obtener agua potable para la ciudad.
Alrededor de 13.5 millones de personas han experimentado algún tipo de interrupción de del servicio del agua.
Con información de Flor Bracho desde Austin Texas