Y sigue la travesía de estas familias de venezolanos bajo el implacable sol de por estos días y también a ratos con lluvia por las carreteras del país que las conducen al fronterizo estado Táchira.
Mujeres, niños, hombres y hasta adultos mayores se lanzan a esta aventura para cruzar la frontera a como dé lugar.
En medio de la carretera van con sus morrales, maletas y bolsas donde llevan sus pocas pertenencias o lo que le regalan por donde pasan.
Roger Flores es un joven de 24 años, proveniente del estado Carabobo. Huye a Colombia a buscar trabajo para enviarle dinero a su hija de 2 años. Es técnico medio en química. Trabajó en una empresa que elabora productos de mantenimiento pero el sueldo no le alcanzaba para subsistir.
Confiesa que «de verdad que no quisiera salir…pero cómo hago, si veo a mis familiares que me están pidiendo ayuda que no les puedo dar».
Cree que saliendo de Venezuela «es una manera de escapar de todo esto.
Pero en medio de estos cuadros surgen historias de solidaridad. Un grupo de tachirenses ha dispuesto de ollas solidarias para darles algo de comer a estos caminantes.
Unos van con pantuflas. Otros con zapatos deportivos remendados. Y algunos ya los tienen rotos de tanto caminar. En sus ojos se nota el duro transitar por todo el país para poder llegar a San Antonio del Táchira y cruzar por las innumerables trochas o pasos ilegales.
Por Jorge Labrador/Radio Fe y Alegría Noticias