Ciudad Sucre, una población fronteriza del estado Apure ubicada a unos 80 KM de El Nula, se encuentra padeciendo una grave crisis por el servicio eléctrico, pues las fallas se han agudizado afectando el funcionamiento productivo de la gente de la zona, así como también el bombeo de agua, convirtiendo la situación en un verdadero calvario.
Parte del problema obedece a que El Nula, capital de la parroquia San Camilo, se está beneficiando del circuito eléctrico que pertenece a Ciudad Sucre, generando bajas de tensión que oscilan entre los 70 y 50 VT, dañando equipos y generando pérdidas económicas en alimentos.
La señora Emilce Gutiérrez, habitante de la zona, indicó a Radio Fe y Alegría Noticias que le parece “una falta de respeto con los habitantes de esta zona, porque ni lavan ni prestan la batea con esa luz”.
“Nos afecta porque ni para cargar los teléfonos hay luz y además un congelador se me quemó hace un mes”, añadió Gutiérrez, quien aseguró que esta realidad no solo afecta a Ciudad Sucre, sino también a las comunidades cercanas, donde la mayoría son productoras de lácteos y ameritan un servicio eléctrico y de agua acorde a la necesidad de seguir trabajando.
Para bombearles agua en esta población cercana a la línea limítrofe con Colombia, se debe quitar el servicio eléctrico a El Nula entre 4 a 5 horas los días que así lo determinen que, en promedio son tres a la semana.
El gobernador del estado Apure, el ingeniero Wilmer Rodríguez, se comprometió el pasado 25 de septiembre, en una visita a la parroquia San Camilo, a traer un nuevo transformador de potencia a El Nula, con lo que solventaría definitivamente el problema del bajo voltaje eléctrico y así independizar a Ciudad Sucre de El Nula cuando hayan fallas grandes de sistema.
27 años olvidados
Ciudad Sucre está por cumplir 27 años de su fundación, con un gran sueño binacional de crecimiento económico y solo quedan sus edificios y las calles con los nombres de nuestros proceres y países bolivarianos. Para esta zona se habló de aduanas, paso legal entre fronteras y muchas cosas más, lo que se convirtió en promesas que sus habitantes ven morir entre el silencio y la soledad de una población lejana de las capitales.
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