Educar para la no-violencia en Venezuela hoy

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En un país tan violento como el nuestro, y no hablo sólo de las tasas de muertes violentas sino también de la mala convivencia, el maltrato generalizado, la violencia escolar, la intrafamiliar, educar para la paz, para la no violencia, siempre es una necesidad imperiosa, pues se supone que debemos formar personas que sepan comportarse con humanidad solidariamente.

Traigo este tema a la palestra, porque desde 1964 por iniciativa de un educador en España, se empezó a celebrar el “Día de la No Violencia Escolar”, teniendo como referencia la conmemoración de la muerte del líder indio Mahatma Gandhi, quien fue asesinado por un fanático en 1948.

La pandemia no puede hacernos olvidar los dramas que, a veces de manera silenciosa, se viven en nuestro país y que ya existían antes de la cuarentena.

Por supuesto que Educar para la Paz no puede ser objeto de un solo día, es una dimensión de la educación, que la debe permear toda, así como la Educación Ambiental, pero celebrar el día nos da la oportunidad de subrayar su importancia.

Para hablar de la no – violencia a niños, niñas y adolescentes, yo resaltaría la figura de Gandhi como un personaje histórico, atractivo, valiente, innovador, coherente, un “influencer”, le llamaríamos hoy, con ese sello de su filosofía de la no –violencia, tanto en su discurso, como en sus acciones.

Hay que aprovechar para preguntar a los estudiantes, sea de la edad que sea, si han sufrido violencia en la escuela, no sólo cuando tenían educación presencial, los típicos casos de violencia escolar como amenazas –de los más grandotes del salón– o discriminación, o golpes, sino también la violencia a través de las redes sociales. En una consulta grupal que hicimos hace un tiempo, unos adolescentes nos decían que en Facebook hay mucha violencia entre compañeros: se insultan, descalifican, se burlan, se calumnian… y esa violencia hace mucho daño. Hoy, con educación a distancia, estos hechos no han desaparecido, ciberbullying, se le llama.

Volviendo a la fecha –conmemoración de la muerte de Gandhi-  si bien el líder de la India no fue el único ni el primero en fomentar esa filosofía, ya Jesús, con sus mandamientos, establece el “amar al prójimo como a ti mismo” y el resto de ese decálogo es una especie de reglamento para el comportamiento de “hermanos”, Gandhi, al impulsar la no violencia en sus luchas a favor de la no discriminación de sus hermanos en Sur África, y luego para la independencia de la India del Imperio inglés, le dio un gran impulso a esa filosofía para las acciones políticas.

Es útil, pues, recordar algunas frases de Gandhi sobre el tema que pueden ser reflexionados por los estudiantes y aplicarlas a la vida cotidiana. Recordar también que tanto en la CRBV y en la LOPNNA, la protesta pacífica y sin armas está establecido como derecho (Art. 68 de la Constitución, y 81, 83 y 86 de la LOPNNA). Yo propondría a los estudiantes que, manteniendo los límites que impone la ley, hicieran ejercicios de imaginar acciones creativas y pacíficas para expresar peticiones en el plantel, en la comunidad y que tengan conversaciones imaginarias con dirigentes del país sobre los grandes problemas que afectan a la mayoría de los venezolanos.

“Para un no violento, todos los demás son familia”, dijo el líder, recordando pues la importancia de la fraternidad.

“Una victoria obtenida por métodos violentos, será una victoria efímera, pues se necesitará más violencia para mantenerla”. Por esa la necesidad de métodos pacíficos para las luchas. En la práctica, un maestro que grite a los alumnos para que pongan atención, tendrá que seguir poniendo “cara de bravo” para lograr la atención por el miedo. En cambio, si es creativo, si tiene propuestas atractivas para sus clases, no requerirá de regaños. En grande, para un país, resolver sus conflictos internos o con países vecinos, si escoge las vías violentas, tendrá que utilizar más armas para mantener la victoria, y la violencia siempre trae más violencia. Y lo deseable es la paz.

“Ojo por ojo, y todo el mundo quedará ciego”, decía para oponerse a la venganza, tan popular en las comunidades y, hay que decirlo, en la escuela, pues a veces los padres “aconsejan” a sus hijos devolver con golpes si algún compañero les agrede físicamente, en vez de proponer la palabra. No se trata de dejarse molestar, de aguantar, sino de resolver el asunto por vías pacíficas.

“No hay que apagar la luz de otro para lograr que brille la nuestra”. ¡Qué hermoso y sabio! No tienes que descalificar al otro para hacerte oír o para que te valoren. Eso le cae como anillo al dedo a muchos de los políticos del país.

“El odio y la intolerancia son enemigos del entendimiento”, y en consecuencia, enemigos de la resolución pacífica de conflictos que necesita de entendimiento. Eso va para los problemas familiares, los escolares, comunitarios y nacionales.

Gandhi era un hombre humilde en sus posturas, a pesar del nombre que tenía en su tiempo. Su país tenía muchos problemas de fanatismo religioso, de pobreza, de discriminación por parte de los ingleses que les dominaban. Invitaba a otros a unirse a la no-violencia. Lean esta afirmación: “Dicen que soy héroe, yo, débil y tímido, casi insignificante. Si siendo como soy, hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos” ¿No nos viene bien esa reflexión a los venezolanos?

Finalmente, es bueno recordar que el pensamiento de la no–violencia ha tenido sus herederos en líderes mundiales tales como Martín Luther King, Monseñor Romero, Nelson Mandela, y más actual, Malala, la paquistaní, la persona más joven del mundo en ganar el Premio Nobel de la Paz.

Esos personajes deberían sonarles a nuestros alumnos, ser referentes: todos valientes y pacíficos. En el país, hace unos años, se creó la Fundación Mahatma Gandhi –Venezuela para difundir la filosofía de la no – violencia entre nosotros. Hay un diplomado, dan cursos en escuelas, también a educadores… Uno se alegra de esas iniciativas a pesar de tantas dificultades.