El gobierno de Joe Biden habló, otra vez, claro y raspao. Ante la petición del presidente Nicolás Maduro de levantar las sanciones que pesan sobre algunos funcionarios e instituciones de su gobierno, Estados Unidos ha dicho que el gobernante «debe hacer más por restaurar la democracia en Venezuela».
Dicho de otro modo, Biden le respondió a Maduro que, por ahora, no se levantan las sanciones. EEUU necesita ver más resultados concretos y positivos por parte del oficialismo. Lo que ha mostrado hasta los momentos aún no convence a la administración estadounidense.
Maduro tiene rato con esta solicitud. Recientemente, el 18 de junio, en una entrevista que concedió al medio internacional Bloomberg reiteró el planteamiento al asegurar que actualmente se desarrollan «intensas negociaciones» entre su administración y «todas las oposiciones» para ampliar las garantías electorales que estarán presentes en los comicios pactados para el 21 de noviembre. «Creo que pronto habrán buenas y nuevas noticias para esas megaelecciones», dijo el mandatario venezolano.
Pero EEUU quiere más avances. Por ejemplo, que en ese proceso se incluya al líder opositor Juan Guaidó como el real interlocutor por parte de la oposición venezolana.
Por lo pronto, y a pesar de esta negativa, Biden ha repensado algunas de estas sanciones. El fin de semana la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en ingles) autorizó a varios organismos de la administración de Nicolás Maduro para ejecutar operaciones relacionadas con la prevención, el diagnóstico o el tratamiento de la COVID19, a ejecutarse hasta el 17 de junio del año 2022.
Maduro, por el contrario, sigue aspirando a que, por ejemplo, se le levanten las sanciones a la estatal petrolera PDVSA y así poder recuperar la exportación de crudo, la principal actividad económica por la cual Venezuela percibe ingresos importantes.