El 60% de los privados de libertad tiene desnutrición severa

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La directora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), Beatriz Girón, indicó que la desnutrición en los privados de libertad es algo grave en Venezuela, ya que 60% de ellos presentan signos de desnutrición severa. Agregó que “todos están desnutridos”.

Girón detalló que los privados de libertad no cuentan con una alimentación balanceada, “ya que no comen proteínas cárnicas, ni calorías suficientes que una persona adulta necesita”.

Asimismo, denunció que el Estado venezolano no encarga de proporcionar alimentos para estas personas, cayéndole esta responsabilidad completa a los familiares, especialmente en las mujeres que son las que tienen permitido.  

También, aseveró a Radio Fe y Alegría Noticias que otros de los problemas existentes es la tuberculosis, que junto a la desnutrición, la situación se vuelve letal.

“La tuberculosis es muy típica pero en Venezuela no se ha tomado el protocolo para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. Al ser una enfermedad tan contagiosa y al no tener espacio por el hacinamiento, todos se contagian”, expresó.

De igual forma, la directora de la OVP señaló que Venezuela posee un 128% de hacinamiento, lo que hace que sea una situación crítica en la que se encuentran los privados de libertad.

Girón señaló que el país tiene 52 centros de reclusión, con una capacidad instalada de 20.438 personas, sin embargo, existen 67 mil personas recluidas actualmente.

Mujeres privadas de libertad

Por otro lado, Girón calificó como “terrible” la situación de las mujeres privadas de libertad, ya que solo existe una sola cárcel de mujeres en todo el país, y el resto son anexos femeninos,  es decir, instalaciones que están adjuntas al internado de hombres, pero no cuentan con las condiciones necesarias.

“No hay condiciones suficientes para la higiene y salubridad. Hay que ver por ejemplo, que las mujeres menstruamos, y por eso necesitamos toallas sanitarias, ellas no cuentan con ello”, expresó.

Asimismo, denunció que hay una regularidad en los centros femeninos donde funcionarios varones entran y las obligan a tener relaciones sexuales a cambio de comida o por agua.