El cuadrante comercial de Tucupita ha dejado secuelas

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Una parte de la calle Petión de Tucupita, el lunes por la mañana | Radio Fe y Alegría Noticias.

Las personas caminaron este lunes con libertad dentro del espacio de lo antes era un cuadrante comercial. Hombres y mujeres accedían a él, primeramente, en horario y días específicos por separado.

De ese cuadrante solo quedan las secuelas. Panaderías vacías, comercios con pocas mercancías y propietarios con caras largas, otros sonrientes.

Esta área fue delimitada y albergaba la mayor cantidad de locales del centro de Tucupita, por lo que el flujo de peatones era alto.

«Sí, abrieron (los locales), pero igual no se pueden circular con vehículos por aquí. Es como si siguiera el cierre», dijo un comerciante, propietario de un local que está en los alrededores de la plaza Bolívar de Tucupita.

No todos los usuarios estaban enterados que el cuadrante comercial había cesado este lunes.

«Yo pensé que seguía igual, porque vi a policías cuidando algunos lugares pero tampoco había carros», dijo una madre de familia de la localidad de Paloma, al sur de Tucupita.

Algunas parejas caminaron tomados de las manos por la plaza Bolívar para ir hasta lugares distintos a tomar un transporte, sin embargo, hubo escasez de autobuses durante este primer día de flexibilización.

La libertad aún no llega por completo al centro de Tucupita que concentra el mayor número de empresas privadas, cuyos dueños pedían a gritos abrir el cuadrante para de alguna manera estimular las ventas, unas que se mantienen con tendencia a la baja desde que se impuso un horario restringido de trabajo.

«La mayoría estamos quebrados, estamos trabajando con lo último que nos queda», dijo la dueña de una tienda de dulces, quien tuvo que reducir la producción para no tener pérdidas.

Esta libertad a medias solo durará cinco días, luego todos deberán guardarse por diez días más según lo dispuesto por el Ejecutivo nacional respecto al 5×10.

Según un comerciante, quien prefirió no identificarse por temor a ataques de cualquier índole, las medidas de flexibilización no cambian en nada su realidad. Los usuarios apenas pueden a un espacio que sigue muerto comercialmente.

Las empresas seguirán cerrando a las dos de la tarde, por lo que tocará esperar que las secuelas se vean aminoradas.