El sector Los Olivos de la parte alta de Ciudad Bolívar fue fundado hace ya 32 años y como cualquier barriada, vive entre calamidades y logros.
Uno de estos logros fue la construcción del Colegio Santa Rosa de Lima Fe y Alegría, fundado para el año de 1998 y que atiende a 348 niños entre educación inicial y primaria en ambos turnos.
Los Olivos está ubicado en la parroquia José Antonio Páez del municipio Angostura del Orinoco del estado Bolívar.
Pero más allá de este logro, hay gente que comenta a Radio Fe y Alegría Noticias que viven en esta comunidad desde hace 24 años. Tal es el caso de Amelia Cruz, quien tiene una pequeña bodega que le genera «algo» para comer con tan solo un 10% de todo lo que vende.
Amelia se levanta temprano para salir a comprar insumos para su bodega. Tiene que caminar unos 2 kilómetros para llegar a la parada más cercana. Luego va hacia los mercados populares para conseguir lo más económico que pueda y revenderlo en la «traga locha», como ella denomina a su pequeña bodega.
Ella comenta que, dentro lo que cabe, lo más que funciona en Los Olivos son los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y los operativos de alimentación, pero el resto de los servicios públicos dentro de esta comunidad son escasos. Los que ella más padece son el transporte público, el agua y el gas.
Tala indiscriminada afecta el ambiente
Adentrándonos más en esta comunidad y tomando como ejemplo la campaña de Fe y Alegría de llegar hasta “donde termina el asfalto”, vive Robert Aguiar, quien se gana la vida trabajando la herrería y reparando electrodomésticos.
Él relata que este sector se ha visto afectado por la tala indiscriminada de árboles. En tan solo 2 meses han deforestado un 40% cerca de un morichal y que colinda con otros fundos.
Esta situación le ha causado un daño irreversible a esta zona que está dentro de la ciudad y que parece olvidada por los entes gubernamentales ya que desde hace 8 meses no hay operativo de gas doméstico en este sector.
Haciendo un recorrido por la zona con Robert, oriundo de Trincheras, municipio Sucre, se pudo evidenciar la tala indiscriminada de este morichal que comprende unas 7 hectáreas de terreno. Pasarán muchos años para que se recupere el daño al ambiente
En este mismo caminar también nos encontramos con Gilka Parra, licenciada en enfermería quien vive en esta comunidad desde hace 18 años.
Ella narra la situación precaria en materia de salud. Aún contando con 2 ambulatorios y 1 Centro Diagnóstico Integral, no cubren con las necesidades sanitarias de este sector.
Todos trabajan hasta el mediodía y solo hacen pequeñas curas. Parra, acompañando la conversación con un café, manifiesta que ella misma ha tenido que suturar cortadas o atender crisis hipertensivas u otros cuadros clínicos porque no cuentan con un transporte.
Las personas que tienen vehículos, no tienen gasolina, así que los mismos vecinos sacan a los enfermos en carruchas que utilizan para cargar leña o agua.
En conclusión, un día común en esta comunidad es entre salir a ver qué se consigue para la comida, el buscar leña o agua. Así pasan el día en medio de esta pandemia
Por Marco Roldán | Radio Fe y Alegría Noticias