El Cerro de la Concepción, barrio más antiguo de Valera, ha crecido en la ciudad adornando el paisaje, pues se ubica en una colina desde donde las luces de las casas iluminan a quienes las ven.
Pero vivir en esta colina, le ha traído en los últimos meses más pesares a sus habitantes que ventajas.
Uno de los principales problemas que enfrentan es que no tienen agua potable, porque no les llega hasta arriba y, por ello, las personas deben bajar a diario hasta un tubo público de agua, el cual llaman “el chorrito”, donde llenan sus pipotes y los traen de vuelta a arriba.
María Briceño, quien tiene 40 años viviendo en la zona, afirma que la sequía afecta a todos los caseríos, pero principalmente al Cerro de la Concepción.
“Desde la madrugada uno ve y oye a la gente haciendo cola con los pipotes de agua”, contó. “Antes no había esos problemas porque había una tubería que surtía todos estos sitios y era abundante el agua”.
Esta problemática se presenta principalmente porque Hidroandes, empresa encargada de distribuir agua en la región, no tiene bombas con suficiente fuerza para que llegue a la altura de la colina, además de que las tuberías están demasiado viejas y han sido olvidadas.
