Campo Santo, en el municipio Guajira del estado Zulia, tiene más de 300 familias que buscan cómo sobrevivir al día a día sin el apoyo del gobierno municipal.
La falta de atención alimentaria ha generado graves efectos negativos en esta población, sumado al desabastecimiento de agua. La mayoría de ellos están concentrados en lugares apartados de los centros poblados.
El hambre se ha apoderado de los vecinos de esta comunidad que muchas veces se han ido a acostar sin nada en el estómago. Campo Santo queda a dos kilómetros de la población de Paraguaipoa, capital del municipio.
“No podemos esperar por nadie. Si no salgo a trabajar, no comemos. Todas las mañana salgo a recoger hierro y plástico para venderlos en Maicao (Colombia). Con lo que hago en el día traigo la comida porque allá es económico», relató Pedro González.
Aseguró que «un artículo de la cesta básica dentro de la comunidad cuesta cuatro mil pesos colombianos y eso es mucha plata». Él vive con 13 personas más en una pequeña cabaña de palma.
“La comida es lo que nos urge para los niños y adultos, además no se están alimentando bien (los niños). Aquí hay muchos niños con desnutrición», agregó González.
Por su parte, María González acotó que «para nadie es un secreto la situación que vivimos en la Guajira. El gobierno sabe, la alcaldesa lo sabe, los concejales los saben (pero) a ellos no les importa, mientras tanto, nuestros hijos mueren lentamente por tanta hambre».
En medio de la crisis económica, Ricardo Fernández sale de casa en casa para reparar ventiladores y así ganarse algo de comida. “Eso lo hago para sobrevivir porque no tenemos la ayuda del gobierno. Es triste nuestra realidad, aquí hay muchos niños y adultos desnutridos. Ya no salen de lo flacos que están», comentó.
Mientras que Amaury Castillo señaló que debe salir a vender dulce de coco para sobrevivir «a esta hambruna. Nosotros vivimos preocupados porque mis hermanos pequeños no entienden la situación. A veces desayunamos arepa solo y en el almuerzo es arroz solo. Ya no se puede comprar la comida porque todo está muy caro».
Ni el camposanto se salva de las penurias
Los vecinos del sector señalaron que el cementerio, que tiene el mismo nombre de la comunidad, se encuentra en el abandono, ni qué decir de las calles que lo conforman que están cubiertas de maleza y escombros.
Ellos se preguntan porqué la alcaldía no ha arreglado el alumbrado público de esta comunidad pues, aseguraron, la situación actual se presta para robos y vandalismo que ya no soportan.
Para lograr abastecerse de agua, los pobladores deben moverse entre médanos que invadieron las vías del sector para llegar a otros centros poblados y sacarla de pozos artesanales.
Aunque también tienen fallas con el servicio eléctrico, aseguraron que esto no les importa tanto como la necesidad de atención alimentaria.
Cumplir la cuarentena es casi imposible en esta región donde las amas de casa salen a los mercados populares para ver qué pueden comprar, exponiéndose a este virus que azota a nivel mundial
Norma González / Radio Fe y Alegría Noticias
