“El humor genuino es, por naturaleza, subversivo. Debería señalar al que tiene poder y ridiculizarlo, bajarlo del pedestal a punta de chistes”, asegura Elio Casale, comunicador, guionista, humorista y socio fundador de El Chigüire Bipolar, portal de periodismo satírico que lanzó el 15 de mayo de 2008 junto a Oswaldo Graziani y Juan Andrés Ravell.

A lo largo de estos 16 años, El Chigüire Bipolar se ha mantenido en constante cambio debido a su naturaleza reactiva a lo que está pasando en la sociedad y transformándose para mantenerse relevante. 

Casale revela que el principal reto ha sido el económico, ya que a pesar de contar con alcance, medio, marca y audiencia, los anunciantes temen invertir en publicidad.

Además, destaca que hacer comedia es un trabajo complejo que requiere talento, inspiración, colaboración, inversión, ejecución y evaluación. Según él, un buen post de sátira no solo denuncia, sino que también informa y potencialmente genera debate.

¿Cómo ha evolucionado El Chigüire Bipolar a lo largo de estos 16 años?

Creo que el cambio ha sido una constante en nuestra página y una clave para que se mantenga relevante. Esto se debe también a que El Chigüire es, por naturaleza, reactivo a lo que está pasando en nuestra sociedad. Nuestro objetivo es el comentario humorístico de nuestra realidad y cuando esta cambia, a nosotros también nos toca cambiar. Creo, obviamente, que no todo cambio ha sido para mejor; crear desde cero una página de contenido digital no es algo para lo que te preparan 100 % en las universidades y nos ha tocado aprender mucho de ensayo y error. Pero sí, hemos cambiado. Al principio éramos mucho más ingenuos y “artesanales”. Después tuvimos una etapa donde le dimos mucho peso al desarrollo de proyectos paralelos, como por ejemplo, Isla Presidencial o Pero Tenemos Patria, entre otros. 

Esto nos permitió comenzar a traer a otros comediantes a trabajar con nosotros y nos convertimos en una especie de sitio de formación de humoristas, pero también nos ha tocado aprender de todos los que han pasado por nuestras filas. En estos últimos años nos tocó bajarle un poco al contenido político, porque el público se saturó, creo que en algún punto entre 2017 y 2019, entre la salvaje represión con la que aplastaron a las protestas estudiantiles, la dolarización, el gran apagón nacional y el fracaso de la gestión de Guaidó y aquella Asamblea Nacional opositora, la gente sencillamente dejó de interesarse por política. Cualquier contenido que hacíamos sobre política era recibido de manera fría; así que le dimos más importancia a generar un contenido más genérico, más de farándula, deportes y sobre nuestra idiosincrasia en general. Ahorita creo que está despertándose un poco más el interés en lo político… ojalá, porque ese es el humor que a mí, en lo personal, me llama más la atención. 

¿Cuál cree que es el hito que marcó un antes y un después en el portal? 

Para mí, fue el estreno de Isla Presidencial. Porque fue un producto muy satisfactorio desde el punto de vista creativo; fue creado y desarrollado por nosotros con absoluta libertad y fue sin duda el producto que nos permitió ser conocidos más allá de nuestras fronteras. De verdad fue muy grata la recepción que tuvo Isla Presidencial en el público en general: sentimos un feedback muy bonito de la gente, incluso personas que no eran necesariamente el público natural de El Chigüire. Lamentablemente, desde el punto de vista económico era poco viable, su producción era muy costosa… ¡pero cómo me gustaría que volviera! Es un producto del cual me siento muy orgulloso y que creo que hoy en día tendría todavía mucha vigencia.

⁠¿Qué retos enfrenta el periodismo satírico en contextos políticos complicados?

Esto es algo sobre lo que nos ha tocado reflexionar mucho a lo largo de nuestra carrera. Hay un reto, obviamente, es que el equipo esté seguro. Siempre. Lo que es particularmente difícil es un escenario donde las leyes nunca están claras y donde te pueden aplicar el código que sea en el tribunal, que sea para intentar sacarte del camino. Pero el principal reto que hemos enfrentado nosotros es el económico. Esa manera silenciosa que tienen los regímenes autoritarios de asfixiar a los medios sin que se vea el puño. A los anunciantes siempre les ha dado un poco de miedo invertir en publicidad con El Chigüire. Aunque tengamos el alcance. Aunque tengamos el medio. Aunque tengamos la marca. Aunque tengamos la audiencia. Muchas veces escuchamos el “sí, pero…” a la hora de intentar vender espacios publicitarios en nuestra página. A lo largo de su existencia, El Chigüire no ha sido capaz de sostenerse 100 % a sí mismo. Ha tocado reinvertir mucho. Y lo más triste es que conocemos de otras experiencias similares a la nuestra que generan buenos ingresos en países con libertades. Pero bueno, es lo que nos tocó.

Haber sido el blanco de amenazas de altos funcionarios del gobierno ha sido sin duda un momento bien estresante de nuestros últimos tiempos. En ese caso que mencionas en particular (cuando el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, amenazó con demandarlos por un contenido que consideró ofensivo “contra su honor y el de la patria”), la amenaza pública en TV nacional nos hizo tomar medidas a lo interno para cuidarnos las espaldas. Nos asesoramos y creo (creo) que logramos salir bien parados. Eso quedó ahí, creo que obviamente una de las cosas que nos ha protegido siempre es que al fin y al cabo nosotros hacemos chistes y el Gobierno siempre ha tenido preocupaciones más grandes que nosotros, especialmente en años como este que es de elecciones.

⁠¿Cómo se puede utilizar el humor como forma de protesta y para generar conciencia sobre los problemas de un país?

El humor genuino es, por naturaleza, subversivo. Debería señalar al que tiene poder y ridiculizarlo, bajarlo del pedestal a punta de chistes. Muchas veces las autoridades pierden su contacto con la realidad y se les olvida que son servidores públicos, y ahí debe estar el comediante para aterrizarlo, para que el ciudadano común sienta que, al menos con el chiste, puede nivelar la balanza. El chiste que se burla del oprimido no es humor, es propaganda. Y yo soy un firme creyente de que los mensajes que se transmiten con humor son mucho más fáciles de digerir. Así que cosas como la denuncia, la crítica social, las reivindicaciones de las minorías y la protesta contra las injusticias, que son todas ellas vitales para el sano funcionamiento de una sociedad democrática, se benefician enormemente de su asociación con el humor.

¿Qué representa para usted hacer humor sobre Venezuela durante tanto tiempo?

Te responderé esto desde mi perspectiva bien personal; lo que te diga yo probablemente no sea lo mismo que digan mis socios o mis colaboradores, cada quien puede tener sus razones y sus motivos y pueden ser diferentes a los míos —y no por eso dejar de ser válidos—. Para mí, que tengo un poco más de 15 años viviendo fuera de Venezuela, El Chigüire significa una conexión con mi país que me resisto a perder. Es el país donde aún vive mi familia y algunos amigos muy queridos, y lo que les ocurre claro que me afecta. Poder hacer humor sobre eso me conecta con ellos, con sus esperanzas y sus padecimientos. Ahora, y no suena muy bien que uno se alabe su propio queso, pero es meritorio también poder cumplir 16 años haciendo una página como esta en un entorno tan hostil y poco amigable para invertir y emprender y comunicar y denunciar. Para mí, seguir haciendo esto es respetar lo que hemos creado y respetar el esfuerzo de tantas personas que han colaborado y colaboran con El Chigüire. Eso para mí vale. 

¿Cómo es el proceso creativo de parodiar una noticia? 

Para el que ve las cosas desde afuera, hacer comedia puede parecer algo bien sencillo, pero la realidad es que es un trabajo como otros que requieren de talento, inspiración, colaboración, inversión, ejecución y evaluación. Hay mucho trabajo detrás de cada noticia de El Chigüire. Todo comienza por el editor, que está pendiente de cuáles son los temas del día y los “lanza” al foro de discusión (que suele ser un correo electrónico). Ahí, en los replies de ese correo, cada colaborador lanza premisas en la forma de posibles ideas para titular. Cuando aparece un titular que causa gracia a buena parte del equipo, el editor lo asigna para que alguien más lo escriba; luego él recibe esa noticia, la revisa, le pule el estilo y la publica. No hay ni una sola noticia de todos estos 16 años que haya sido publicada sin respetar este proceso. Todas y cada una de ellas le dio risa a parte del equipo, fue escrita por alguien y revisada por alguien más. Sí, muchas veces nuestros posts denuncian algo e incluyen links para que la gente pueda informarse a través de periodistas independientes, pero no podemos olvidar que nuestro propósito principal es dar risa, ya que somos una página de comedia. Y el proceso que te describo aquí es un proceso de control de calidad que garantiza que el resultado cumpla con este objetivo de dar risa.

¿Cómo les benefició el auge de las redes?

Crear la página fue fácil, desde el punto de vista técnico. Cuando ya se nos quedaron pequeñas las herramientas gratuitas que ofrece internet, tuvimos que invertir en plataforma, hosting y diseño, pero con inversión y la ayuda de gente que sabe, eso no es mayor problema. Lo que siempre ha sido un reto es que la operación económica: que eso se sostenga. Como te comenté, durante mucho tiempo los anunciantes evitaron invertir con nosotros (ahora que nuestra página le ha bajado mucho al contenido político, hemos logrado mejores respuestas de parte de ellos, afortunadamente). La aparición de las redes sociales, que en un principio vimos con un poquito de recelo ante lo desconocido, terminó siendo una bendición para nosotros, porque nos ayudaron muchísimo a alcanzar a un público más grande (aparte de que son una herramienta excelente para sondear la opinión pública prácticamente en tiempo real).

¿Considera que la sátira puede tener un impacto real en la sociedad? 

Sí. Cualquier publicación en un medio de comunicación puede terminar de alguna manera u otra causando un impacto en la opinión pública, claro que sí; pero también es importante mantener las expectativas a raya. Un buen post de sátira puede denunciar algo, hacer que más personas conozcan de alguna realidad, sus causas y sus posibles consecuencias y al final, con suerte, generar un debate; pero ese es un impacto limitado. Cómo esa opinión pública puede traducirse en un cambio político concreto, ya es algo que no lo puede lograr un satirista o un comediante; es algo que tienen que motorizar los votantes y los políticos. 

¿Qué te sigue motivando sobre este proyecto después de 16 años y cómo ha impactado en su vida?

Ni yo ni mis socios hubiéramos podido imaginar que aquel blogcito que creamos hace 16 años para pasar el rato podría llegar a convertirse en lo que es hoy en día. Es muy satisfactorio saber que una cosa que uno creó desde cero haya crecido tanto como lo ha hecho. No hay nada que me motive más a mí a nivel profesional que ver todo lo que El Chigüire Bipolar podría llegar a alcanzar en una sociedad libre, donde se pueda crear e invertir con seguridad y respeto a las leyes. Esa es mi motivación: saber que el día que la situación cambie en Venezuela estaremos ahí para crear, invertir y crecer, y ayudar a que la sociedad recupere el tiempo perdido.

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