Es Día Internacional del Ozono, ¿para qué sirve la capa?

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Foto ONU/N. Kollar

En la década de 1980, los científicos comenzaron a darse cuenta de que los productos químicos que agotan el ozono, como el cloroflourocarbono (CFC), estaban creando una mancha delgada, un agujero, en la capa de ozono sobre la Antártida.

A partir de ese entonces, comenzó la alarma: nuestra capa de ozono estaba desapareciendo. Todos estábamos asustados, pero a través de un esfuerzo internacional para disminuir el uso de CFC, la capa de ozono está comenzando a recuperarse y los científicos creen que debería recuperarse principalmente a mediados del siglo XXI.

Pero, ¿sabes para qué sirve la capa de ozono?

Pues, se trata de una franja frágil de gas que protege la Tierra de los efectos nocivos de los rayos solares, contribuyendo así a preservar la vida en el planeta.

Recuerda que sin atmósfera, la vida no sería posible y sin capa de ozono… Tampoco, ya que básicamente nos protege de la poderosa radiación ultravioleta; es como un gran protector solar global.

La capa de ozono, un cinturón de gas ozono natura, está ubicada entre 15 y 30 kilómetros sobre la Tierra.

¿Por qué es tan importante cuidarla?

El deterioro de la capa de ozono permitiría la entrada de grandes cantidades de rayos UV B, y eso provocaría cáncer de piel, cataratas en humanos y daño a los animales.

Según registra National Geographic, un exceso de radiación B ultravioleta que llegue a la Tierra también inhibe el ciclo del fitoplancton, organismos unicelulares como las algas que componen el último eslabón de la cadena alimenticia.

Dicha reducción podría provocar una menor población de otros animales. Investigadores también han documentado cambios en las tasas reproductivas de peces jóvenes, gambas y cangrejos así como de ranas y salamandras que se exponen a un exceso de ultravioleta B.

El agujero siempre ha existido

El agujero de la capa de ozono es una zona de la atmósfera terrestre donde hay reducciones anormales de este “escudo”. Es un fenómeno anual que se observa durante la primavera en las regiones polares y que es seguido de una recuperación durante el verano.

Sin embargo, la capa de ozono sobre la Antártida ha sufrido un impacto considerable desde mediados de los años 80. Y las bajas temperaturas aceleran la conversión de los CFC en cloro.

De acuerdo con la Agencia para la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos, un átomo de cloro puede destruir más de cien mil moléculas de ozono.

La capa se recupera, pero debemos protegerla

En 2018, la Organización Meteorológica Mundial y la Organización de Naciones Unidas informaron que la capa de ozono “está en camino hacia su recuperación total”.

Ambas organizaciones revelaron que tras la firma del Protocolo de Montreal, firmado el 16 de septiembre de 1987, está el éxito de la recuperación.

Y por eso, cada año, se conmemora el Día Internacional del Ozono.

Según los monitoreos recientes, el ozono se ha recuperado a una tasa del 1-3 por ciento desde el año 2000 y, a la velocidad actual, el hemisferio norte y el ozono en latitudes medias están programados para sanarse completamente en la década de 2030, seguido por el hemisferio sur en la década de 2050 y en las regiones polares para el 2060.

En el mismo año 2018, el agujero en la capa de ozono que se forma sobre la Antártida cada septiembre y octubre fue ligeramente superior al tamaño promedio, pero más pequeño de lo esperado para las condiciones climáticas.

De acuerdo con científicos de la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) y la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica (NOAA), las temperaturas más bajas que el promedio en la estratosfera antártica crearon condiciones ideales para destruir el ozono, pero la disminución de los niveles de productos químicos que agotan el ozono impidió que el agujero creciera tan grande como podría haber sido hace 20 años.

Esta serie de imágenes satelitales de la NASA muestra el agujero de ozono desde 1979 hasta 2018

Mini cronología del agujero

El agujero de ozono alcanzó un área promedio de 22.9 millones de kilómetros cuadrados en 2018, casi tres veces el tamaño de los Estados Unidos contiguos. Se ubica en el lugar 13 más grande de los 40 años de observaciones satelitales de la NASA.

El agujero de ozono en 2018 estuvo fuertemente influenciado por un vórtice antártico estable y frío, el sistema estratosférico de baja presión que fluye en sentido horario en la atmósfera sobre el continente.

Estas condiciones más frías, entre las más frías desde 1979, ayudaron a apoyar la formación de nubes estratosféricas más polares. Las partículas en tales nubes activan formas destructoras de ozono de compuestos de cloro y bromo en la estratosfera.

El agujero de ozono fue bastante grande en 2018 debido a las condiciones de frío, pero menos grave de lo que podría haber sido en décadas anteriores. La diferencia es una reducción a largo plazo de las sustancias que agotan el ozono que se eliminaron gradualmente de la producción comercial por el Protocolo de Montreal.

Los niveles atmosféricos de CFC y compuestos similares aumentaron hasta el año 2000, pero han disminuido lentamente desde entonces.

Según la investigadora estadounidense Susan Solomon, quien mostró que el ozono estaba siendo destruido por la presencia de moléculas que contienen cloro y bromo que vienen del clorofluorocarbonos (CFC), todavía hay una gran cantidad de cloro presente en la atmósfera.

Pero, “tiene una vida útil de entre unos 50 a 100 años, por lo que está empezando a decaer de forma lenta y el ozono se recuperará paulatinamente. No esperamos ver una recuperación completa hasta alrededor de 2050 o 2060, pero notamos que desde septiembre el agujero de ozono no se muestra en tan malas condiciones como solía estar», declaró a la BBC en 2016.

Más acuerdos de protección

En enero de 2019 entró en vigor la Enmienda Kigali, que exige que los países reduzcan la producción y el consumo proyectados de hidrofluorocarbonos (HFC) en más de un 80% durante los próximos 30 años.

Hasta ahora, la Enmienda ha sido ratificada por 58 partes.

Los científicos aseguran que es posible evitar hasta un 0,5°C de calentamiento global este siglo a través de la implementación de la Enmienda, lo que reafirma su importancia crucial en los esfuerzos por mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C, como establece el Acuerdo de París.