Escuelas indefensas

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“Volvieron a robar en la escuela”, comentaron los vecinos del Colegio San Luis de Fe y Alegría ubicado en Cumaná. El primer robo fue a principios de la cuarentena. El segundo fue hace poco, en mayo.

Pero esa no es la única. Solo voy a hacer referencia a planteles de Fe y Alegría en la zona de oriente para no cansarles con tantos casos. Veamos algunos.

“Fe y Alegría – Ángel de La guarda” de Maturín, dos veces robada en tiempo de cuarentena- abril y mayo. En el primero robaron la comida que serviría para alimentar a 650 niños por una semana. ¡Terrible con tanta hambre, la escuela dispuesta a trabajar en cuarentena alimentado a sus alumnos, pero los delincuentes no tienen empatía: ¿Y si fueran los hijos de ellos los que quedarán sin comer durante una semana?

“Fe y Alegría -Padre Vélaz”, también en Cumaná, y la mencionada “San Luis” dos veces la segunda, una en la primera. En la primera se robaron la canaimitas de los niños… Cuando los equipos directivos fueron a poner la denuncia, les dijeron que no tenía gasolina para patrullar ni para ir al colegio a ver lo que había pasado. Tampoco tenían papel para imprimir la denuncia. Más indefensión, imposible

“Fe y Alegría – San Joaquín”,  una escuela granja que queda entre Anaco y Cantaura. Varios intentos frustrados, afortunadamente. Parece que el hecho de haber un toro entre los animales de la granja, los ha ahuyentado un poco, aunque amenazan con robárselo también.

“Fe y Alegría – Puerto La Cruz”, en la ciudad del mismo nombre. Un robo consumado y otro frustrado. En este segundo intento, no se llevaron nada porque la comunidad se activó y los delincuentes huyeron, pero rompieron buena parte de la cerca.

En todos los casos, los equipos directivos han ido a la policía de la entidad respectiva a poner la denuncia, pero solo en Puerto La Cruz han ido las autoridades al lugar de los hechos; en el resto la respuesta es que no tienen gasolina para estar patrullando ni para ir a la comunidad afectada.

No es solo el daño que hacen al robar algo que es necesario para el plantel. Son también los destrozos. Por ejemplo, en una se metieron por el lugar donde estaba un aire acondicionado, tumbaron el aparato, este cayó encima de una computadora, total ambos equipos arruinado.

También hay que decirlo, ha habido robos frustrados, pues hay comunidades organizadas que han decidido defender sus escuelas, después de todos, las mismas son un bien de la comunidad, no de quien las administra, dado que no hay lucro de por medio.

Es admirable, por ejemplo, la vigilancia permanente de los vecinos de la escuela “Fe y Alegría – Luisa María Tubores”, de Juan Griego, municipio Marcano de Nueva Esparta. Una comunidad muy pobre por cierto, una escuela linda, ahí hay miradas por todos lados atentos a cualquier movimiento extraño.

En total, en esta cuarentena tenemos la cifra de 13 colegios afectados por robos y 9 en donde ha habido intentos pero no han podido. En algunos casos, como una de los Valles del Tuy, la han robado 3 veces. ¿Cómo se repone lo robado?

¿Y es que la delincuencia no cumple cuarentena? Claro, pensando con calma, así como nosotros sabemos que la policía supuestamente no tiene combustible para ir a hacer las averiguaciones, los malhechores deben saberlo también y se sienten seguros de robar porque patrullaje no habrá y no habrá gasolina para perseguirlos.

Si bien uno valora esa relación estrecha escuela-comunidad, nos parece que ya las familias tienen suficientes responsabilidades para ocuparse también de la seguridad de los planteles. Está bien cooperar, pero las autoridades deberían cumplir con sus responsabilidades y defender las escuelas.

No sé qué piensan ustedes, pero para nosotros, centros asistenciales y escuelas debieran ser prioridad para los organizamos policiales, porque son prioridad para los ciudadanos.

¿Será que habrá que hacer una protesta para que aparezcan? ¿Y la prioridad de los derechos de los NNA? ¿Cuidar colegios no debería estar en lugar privilegiado para preservarlas en buen estado para el retorno?

No quisiera terminar estas líneas sin recordar que las universidades públicas tampoco han tenido paz en esta cuarentena. Las fotos de los destrozos al comedor de la UDO en Bolívar o de la biblioteca quemada en el núcleo de Puerto La Cruz de la misma universidad dan ganas de llorar. Pareciera una conspiración contra la educación.

El Observatorio de Universidades –OBU- reporta 96 hurtos y robos en universidades públicas en este tiempo de cuarentena.

Sin más comentarios.

Luisa Pernalete