Falleció Diego Alejandro Balta Torres, el niño de 9 años, sobreviviente del incendio ocurrido el lunes, 22 de enero, en el barrio La Lagunita, del sector El Terraplén, de El Amparo, en la frontera de Apure, Venezuela con Arauca, Colombia.

El deceso ocurrió en la tarde de este miércoles, 24  de enero, tras batallar dos días por su vida en el hospital San Vicente de Arauca, donde fue ingresado el lunes junto con su padrastro Andrés Rivas Asprilla, quien lo rescató del fuego.

Rivas, quien también era sargento mayor de tercera de la Guardia Nacional Bolivariana, perdió la vida el mismo lunes, inmediatamente después de haber sido ingresado al hospital de la población araucana.

Testigos narraron que ambos salieron gravemente heridos de la casa en llamas y trasladados por sus vecinos, al hospital San Vicente de Arauca.

El niño, que estaba en estado crítico, resistió una primera cirugía, luego de la cual fue aerotransportado el miércoles, en la mañana, a la ciudad de Bucaramanga, también en Colombia, donde recibiría cuidados especiales, en una unidad de quemados. 

El cadáver del sargento de la GNB, Rivas Asprilla, retornado el martes desde Arauca hacia El Amparo, fue recibido con honores por sus compañeros de armas, en el puente internacional José Antonio Páez, de donde partió con sus padres para su estado natal Zulia, Venezuela.

Allí lo despidió Darkis Torres, su compañera de vida quien, al día siguiente, también recibió la noticia de la partida física de su hijo.

Explosión e incendio

Los informantes narraron a Radio Fe y Alegría Noticias que la explosión e incendio de la vivienda alquilada donde vivía el sargento con su esposa, el niño y dos niñas, se produjo pasado el mediodía del lunes.

Al momento del suceso, sólo Torres y su hijo, estaban dentro de la residencia, las dos niñas y el sargento, fuera de casa.

La mujer sufrió ahogo y quemaduras, pero no de consideración debido a la rápida actuación de sus vecinos que derribaron las paredes y la sacaron de la habitación donde se encontraba.

Asimismo, el niño que estaba en otra de las habitaciones, salió en brazos de “El Negro”, como le llamaban a su padrastro, quien, inmediatamente después de entregarlo en brazos de otro vecino,  se desplomó,  indicaron testigos.

“Él se puso una sábana mojada por encima, entró a la casa y sacó al niño, pero salió muy quemado, él, y el niño también. El señor falleció en el hospital”, describió una vecina entre lágrimas.

Momentos del donatón/Cortesía

Pueblo unido

La tragedia de los Torres Molina, familia tradicional de El Amparo, conmovió y movilizó a toda la población, cuyos habitantes comenzaron un “Donatón”, desde el martes 23 de enero, para recibir donativos de ropa, enseres y mobiliario para la familia que lo perdió todo.

También recaudaban fondos para costear los gastos médicos de Diego Alejandro durante su permanencia en el hospital especializado de Bucaramanga.

La colecta realizada en la plaza Bolívar del pueblo y en la iglesia evangélica “Dios es Amor”, de inmediato activó la solidaridad de los ampareños y de los moradores de los pueblos vecinos como Arauca, Guasdualito y Orichuna, dijo el pastor evangélico, Orlando García, miembro del equipo que organizó el “Donatón”.

Para sufragar el sepelio del niño, los ampareños continúan colaborando, informó otra ciudadana.

“Gracias a Dios la gente ha colaborado mucho, venden tortas y están haciendo rifas para colaborar, la gente que se ha ido de aquí del pueblo y que está en Estados Unidos y en otros países, también ha hecho aportes económicos”.

Indefensión institucional

El voraz incendio que le quitó la vida a dos miembros una misma familia y la dejó sin hogar, reveló la indefensión institucional en la que se encuentra la población fronteriza de El Amparo, municipio Páez, del estado Apure.

Los habitantes de La Lagunita, sector El Terraplén, a 100 metros de la plaza Bolívar de El Amparo, intentaron aplacar las llamas con lo que tenían a la mano para salvar a sus vecinos, pero el fuego se propagó rápidamente, narraron.

Allegados a la familia manifestaron a Radio Fe y Alegría Noticias el dolor que los embarga por la tragedia y la impotencia que sintieron durante el suceso por no poder sofocar las llamas por su propia cuenta, ya que no contaron con bomberos ni ambulancia que actuaran rápido y evitaran el lamentable saldo de este incendio.

“En El Amparo hay una oficina de bomberos cerca de la medicatura, pero ellos no tienen ni un carro, se movilizan en las motos de ellos, ahí no hay nada, eso es de adorno”, expresó una vecina.

Además, los habitantes del barrio La Lagunita aseguraron que mientras el fuego consumía la vivienda, los bomberos de la población vecina de Arauca, que “atendieron el llamado de inmediato”, aguardaban en el puente internacional José Antonio Páez, a que los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana de ese puesto de control les autorizaran su ingreso al país.

“Los bomberos de Arauca que venían a apagar el fuego y atender la emergencia estuvieron retenidos 25 minutos en el puente”,  sostuvo otro vecino.

“Les estaban pidiendo un permiso y les tocó a varios vecinos de aquí de la comunidad irse en moto hasta el puente, a pelear allá en la alcabala y a decir que era la casa de un guardia la que se estaba quemando, para que dejaran pasar a los bomberos”, complementó otra lugareña.

Los vecinos también se quejaron de la falta de ambulancia en el pueblo. “La de aquí se la llevó el alcalde, hace ocho meses, y más nunca ha vuelto”,  aseveró otro ampareño.

Atestiguaron que, a los heridos, los trasladaron en una camioneta particular hasta el hospital San Vicente, de Arauca, debido a que les prometieron una ambulancia del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), pero nunca llegó.

Los bomberos de Guasdualito, la capital del municipio Páez, ubicados a 30 kilómetros de El Amparo, llegaron al sitio luego de que sus homólogos colombianos apagaran el incendio y los vecinos de la comunidad socorrieran a las víctimas.

Andrés Rivas Asprilla, sargento tercero de la GNB, fallecido/Cortesía

Por Sulay García

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