De extrema sencillez, es una auténtica cartera de mujer.
Tai tida a busaka.
Femenina en cuanto a la sutileza de la forma y la delicadeza de sus líneas, es más rica en detalles que cualquier otra de origen comercial.
Wabinoko eku wuabiaja jakutai kuarika yakera.
De tipo rejilla, con 32×32 líneas de orificios, es de puro moriche, siendo únicamente intervenida con retoques de tinte artificial.
Ojidu ajaba aisiko.
Confeccionada al aire libre, con claridad solar, al arrullo del suave rumor de las aguas y el leve roce del viento, es como es, en derivación del marco natural.
A jau jokoji eku abaya ajaka obaya.
Ligera de peso, con una correa de roce amoroso con la piel, semeja una extensión del ser, en fibra natural.
Urida yana, monidana konarukitane.
Carente de etiquetas que hagan presunción de marca y ego de poseerla, es práctica y funcional.
Anokotuma ekida a musaba ekida, aobonobu aisia nonaya warao.
Bella, con la posibilidad de ser adornada y modificada a gusto del consumidor, se adapta a cualquier personalidad.
Amowara ekidawitu wabia wabinoko eku munuka yana.
Por último, no compagina con ninguna edad en particular, la puede usar desde una niña hasta una venerable dama.
Anibakamo saba, ibomamo ama tidaidamo tane.
Si de precio se trata, cuesta menos de lo que debería. Si de valor hablamos, está muy por encima de lo que podamos suponer.
Jobaji kokotukaya obonobuya.
Traducción: Sofia Cepeda.
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