Firmeza y compromiso de enseñar, ahora bajo necesidades

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“No fue fácil ganarse el puesto que hoy en día tengo. Comencé como bibliotecóloga, luego llegué a coordinación hasta lograr estar en aula de clase donde siempre soñé estar. Son doce años de trabajo y a pesar de las adversidades, sigo con el compromiso de enseñar».

Los docentes en la región fronteriza de la Guajira, al norte del estado Zulia, tienen mucho que contar.

La historia de Dani Padilla es una de las miles de historias de maestros que han resistido en medio de la crisis económica y la pandemia, uno de los fenómenos que ha impactado la educación en nuestro país.

Padilla relata entre risas y cansancio su experiencia e inicio de su carrera en la escuela de Fe y Alegría Paraguaipoa. Mientras hablaba, suspiraba y recordaba la frescura de la mañana, la algarabía de los niños al correr por los pasillos, estrenar zapatos, morrales y libros al inicio de cada año escolar, dando luz verde para el momento de transmitir su conocimiento, valores y virtudes a quienes la llamaron «maestra» el primer día de clases.

El trabajo del maestro además de ser complejo, es sutil. Se inicia con un acto de amor y desprendimiento, pero en la actualidad, el reto del maestro en esta zona rural fronteriza e indígena, es doble.

Esta realidad social exige educar en valores basados en la interculturalidad multiétnica y pluricultural. La dura realidad del maestro es latente; muchos laboran en distintos sectores y comunidades de difícil acceso.

El movimiento de Fe y Alegría ha estado presente donde no llegan el asfalto ni la electricidad, donde los maestros siguen enfrentando múltiples factores como la falta de agua potable, transporte público y escolar y las carencias económicas.

Tirar la toalla no es el camino

Los docente de la escuela Fe y Alegría Ramón Paz Ipuana deben trasladarse desde la parroquia Guajira hacia la alta Guajira, donde funciona esta institución de 1er grado hasta 3er año de bachillerato.

El costo del pasaje se cobra en 25 mil pesos colombianos, que equivalen a 830 mil bolívares haciendo el cambio a 0,03%, situación que vulnera el bolsillo de los docentes, sin dejar de mencionar la falta de asfaltado y la culminación de la infraestructura de esta institución.

«Tirar la toalla», como coloquialmente se dice, son expresiones frecuentes que hacen que los docentes se sientan desanimados al momento de recurrir al sueldo pagado por el Ministerio del Poder Popular para la Educación y que solo alcanza para el almuerzo y la cena de un día.

Aún así, los maestros salen al frente y asumen cada vez con acentuada firmeza su compromiso de enseñar y formar. En las 234 escuelas que existen en el municipio Guajira, el movimiento de Fe y Alegría ha mostrado salir adelante dando la modalidad de educación a distancia.

El esfuerzo de los docentes es, sin duda, pujanza y valentía para no abandonar a los estudiantes. La actividad escolar en medio del confinamiento se complica cada vez.

La vocación docente reclama la atención del Estado y exige una política que dignifique la vida del maestro: ley política habitacional que esté bajo las premisas del contexto de la actual realidad; la seguridad social como un reconocimientos a su noble esfuerzo en tiempos como los que se viven en el país.

El enfoque principal de los docente del movimiento Fe y Alegría es simplemente educar.