«Cuenten con Venezuela para fortalecer ese espíritu de lucha, de rebeldía».
Con estas palabras, Nicolás Maduro se dirigió este martes 28 de julio a gobernantes y líderes de la izquierda a través de una videoconferencia donde se conmemoraban los 30 años de creación del Foro de Sao Paulo (FSP); 30 años que no han escapado de polémica, críticas y acusaciones de conspiración o complicidad por parte de esta organización.
Fundado por Fidel Castro y Lula Da Silva tras la caída de la Unión Soviética como un movimiento para presuntamente reivindicar las luchas sociales de los pobres y trabajadores en América Latina, el FSP ha sido estudiado y debatido por diversos expertos y analistas durante años, casi siempre obteniendo como resultado el poco o casi nulo acuerdo de éstos sobre su alcance real.
¿Foro, think tank o logia?
En una entrevista para la BBC, el historiador de la Universidad Fluminense Federal de Brasil, Daniel Arao Reis, afirmó que esta agrupación de líderes sociales y políticos se convirtió «en un instrumento de alabanzas políticas, siempre condicionado por el enemigo común».
«El foro nunca se diseñó como una nueva Internacional Comunista, como le gusta decir a la derecha, extrapolando, pero tampoco ha servido como foro para críticas y sugerencias de la izquierda. Temiendo la desintegración de las alianzas, se ha optado por el silencio», agregó.
Muchos expertos coinciden en que, en la práctica, el FSP funciona como un think tank. Pero no todos.
Hay quienes se atreven a cuestionar su accionar e incluso compararlo con el de logias secretas históricas como la de Propaganda Due, también conocida como P2, cuyos miembros ocupaban importantes cargos políticos, judiciales o de índole militar en Italia, que fueron suficientes para condicionar el proceso político del país europeo durante años.
«Su función (la del FSP) es análoga a lo que fue la Logia P2, una logia masónica degenerada que conectaba poderes civiles y militares del Estado italiano con poderes privados, legales y criminales (banca, empresas, mafia) nacionales e internacionales», escribe Federico Boccanera, analista político. «El FSP es por lo tanto un sistema de poder, que coordina poderes, recluta operadores, organiza operaciones y lo más importante: se ocupa de encontrar y canalizar financiamiento».
«El FSP al igual que la P2 ofrece un servicio muy importante: organiza y canaliza financiamiento para operaciones de desestabilización y minado del ordenamiento político establecido, que siempre incluyen la alteración terrorista del orden público: ‘la estrategia de la tensión'», agrega.
En noviembre de 2019, en medio de agitadas protestas en países como Chile o Colombia, el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez afirmó que el FSP intentaba «desestabilizar» las democracias de la región, haciendo referencia principalmente a las protestas contra el presidente Iván Duque.
Meses antes, en julio, el presidente brasileño Jair Bolsonaro había hecho una declaración similar: «Miembros del Foro de Sao Paulo, creado por Fidel Castro, Lula, FARC, entre otros partidos de izquierda y facciones criminales que intentan dominar América Latina, se reúnen en Caracas-Venezuela para discutir su Proyecto de Poder Totalitario».
Bolsonaro hacía referencia a una reunión del FSP en Caracas, entre el 25 y 28 de julio, unas tres semanas después de que se publicara un informe de Michelle Bachelet sobre la Emergencia Humanitaria Compleja que vive Venezuela. Allí, diversos líderes internacionales dieron su respaldo y apoyo político a Maduro y su administración, en medio de una alta presión internacional.
La investigadora Viviana Padelin ha escrito que el FSP se aprovecha de las protestas sociales en algunas naciones para tratar de capitalizar ese descontento: «Nada más adecuado que un movimiento ‘apartidista’ y ‘espontáneo’ de gente indignada (no con el sistema capitalista; sino con la crisis económica) para que este sea apadrinado por el FSP. Una nueva fachada que otorga credibilidad a esas asambleas populares que son el factótum embrionario del FSP en cada región».
Sobre el presunto alcance o poder del FSP para desestabilizar a Estados Unidos a través de las protestas registradas en los últimos meses, Padelin afirmó en una entrevista para Hilos de América que la organización no tiene alcance real en suelo norteamericano como muchos afirman, pero sostiene que «sus militantes de base hoy hacen parte de otros colectivos financiados por oenegés».
Una «sinergia importantes» para promover cambios
Sobre la reunión del FSP en Caracas en 2019, el académico Miguel Ángel Martínez Meucci escribió un artículo para El Líbero donde afirmaba que se seguía «sembrando dudas en torno a las credenciales democráticas de esta organización».
«Con el paso de los años, el FSP se ha consolidado como una referencia ideológica y programática ineludible para comprender las políticas desarrolladas durante las últimas tres décadas por parte de las fuerzas políticas de izquierda en Iberoamérica. Si echamos un vistazo al nivel de cooperación alcanzado entre sus miembros, a las cuotas de poder que han llegado a manejar y al número de países que han logrado gobernar, podremos afirmar con seguridad que esta iniciativa multilateral ha sido exitosa a la hora de cumplir sus objetivos», escribió.
Asimismo, Martínez Meucci destacó que el FSP ha llegado a desarrollar «una sinergia tan importante» como para impulsar la creación de organismos de cooperación regional de nuevo cuño, cual fue el caso de la Unasur, la Alba y la Celac, los cuales lograron minimizar el papel regional de la Organización de Estados Americanos (OEA).
«En definitiva, no deja de ser altamente preocupante que una organización como el FSP, con el peso y la influencia que ha logrado desarrollar en Iberoamérica, en vez de promover internamente el debate y la autocrítica con miras a reforzar lo que debería ser una vocación democrática, se dedique más bien a respaldar desfalcos y tiranías», afirmaba antes de sentenciar: «Quienes dentro del Foro realmente estén comprometidos con la convivencia democrática harían bien en plantearse seriamente cuál es el sentido de seguir la línea de los que aún creen que la mejor vía para Iberoamérica es la impuesta por el castrismo, el chavismo y el sandinismo».
Mientras tanto, Maduro dijo este martes que el FSP era «la continuidad histórica de la Latinoamérica grande y libre. Procesos históricos que se van concatenando».