Francisco ya pisó suelo de Irak en visita histórica

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Foto: Reuters TV

«Era un deber ir a esta tierra martirizada», fueron las primeras palabras del Papa Francisco al abordar el avión que lo llevaría a Bagdad, capital del convulsionado Irak, en una visita sin precedentes para un pontífice de la Iglesia católica.

Este viernes 5 de marzo ya pisó y besó suelo iraquí en medio de estrictas y extremas medidas de seguridad que se mantendrán hasta el lunes 8 de marzo cuando se culminará la primera llegada de la máxima autoridad del catolicismo mundial a Irak, azotado en los últimos días por continuos bombardeos y ataques armados.

De hecho, a Francisco varios personeros le recomendaron no hacer este viaje considerado «altamente peligroso» para su vida. Desde el Vaticano uno de sus asesores respondió «él es conciente de los riesgos que se corren pero no dudará en hacerlo».

Otro de los escenarios que teóricamente pueden complicar la estancia de Francisco en este país del agitado Medio Oriente es la alta incidencia de casos de Coronavirus así como también la constante movilización de células yihadistas «durmientes» que suelen atacar convoyes militares en las carreteras.

Pero el hecho es que el Pontífice pudo arribar a la nación árabe. Sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI no pudieron hacerlo por distintas razones. En el año 2000 el entonces gobernante Sadam Hussein no permitió la visita de quien hoy en día es santo. Y en el 2011 el alemán tuvo la intención de llegar pero la guerra desaforada se lo impidió.

Una agenda apretada

Al parecer Francisco no tendrá descanso luego del largo viaje. Este viernes por la tarde, en Bagdad, se reunirá con el presidente iraquí y su primer ministro, para los que la visita papal es extremadamente importante para ganar legitimidad y conseguir mantenerse en el poder tras un año de protestas masivas y dimisiones gubernamentales en bloque: en octubre de 2021 Irak celebrará elecciones parlamentarias.

Seguidamente sostendrá un encuentro con con curas y obispos iraquís y, luego visitará la ciudad sagrada de Nayaf, donde se reunirá con el ayatolá Al Sistani, la capital del Kurdistán iraquí, Erbil, en la cualcelebrará el domingo una misa con 10.000 personas en el estadio de la ciudad- y Mosul, donde en 2014 Abu Bakr al Bagdadi declaró ante el mundo el nacimiento de un nuevo Estado en la región: el Estado Islámico.

Pero en esta agenda el principal objetivo del Papa es encontrarse, dar visibilidad y mostrar su apoyo a la comunidad cristiana iraquí que, antes de la invasión estadounidense del país, en 2003era de cerca de 1 millón 500 mil personas y en este 2021 se calcula en un poco más de 250 mil cristianos.

“La visita del Papa sirve para apoyar a los cristianos en Irak para que se queden, para decirles que no han sido olvidados. El Papa quiere que tengan esperanza”, dijo la semana pasada a la prensa el cardenal Luis Sako, patriarca de la iglesia caldea local. 

“Vengo a vosotros como un peregrino de la paz, para repetir que todos somos hermanos”, ha dicho el Papa en un vídeo mensaje a los iraquís, mandado antes del viaje, “Vengo en busca de la fraternidad, y animado por el deseo de rezar y caminar juntos, también con hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas”.