Nada en su rostro delata la terrible experiencia, asignada por la ruleta de la vida, que le tocó padecer.

Íngrimo y solo, aferrado a la tabla de salvación de las Sagradas Escrituras, vadeó 330 días de obstáculos inimaginables, sorteando las garras gravitatorias de la depresión y la angustia, pretendiendo hundirlo para siempre en el suicidio o la locura para emerger triunfante y celebrar cada día después el misterio gozoso de la existencia.

A este adalid de la Educación Popular de Calidad, lo rodea un aura de bendiciones, cuyo haz de luz dispuso el Creador para guiarlo y guiarnos.

Germán García-Velutini permaneció cautivo en solitario y en silencio 11 meses, sin que hasta el momento hayan sido capturados sus secuestradores.

Rememorando aquel suceso que conmovió al país durante el año 2009, concedió una entrevista a Radio Fe y Alegría Noticias con la misma notable disposición de ánimo con que siempre que puede conversa sobre el tema.   

Estas son las “claves motivadoras” de sus recuerdos.   

Unos 15 años después del secuestro, ¿qué quedo adherido, como pegamento epóxico -extra fuerte-, a tu piel?  

Fue un momento, como lo he dicho mucho, que incentivó en mi las ganas de servir, de devolver a la gente tantas cosas buenas que he recibido en la vida; por cierto, debo agradecer al Padre Remírez, fallecido recientemente, que fue quien me centró nuevamente en el camino.

Ese sentir de ayudar, de estar reunido con la gente de Fe y Alegría pensando en los niños y en la educación venezolana es algo extraordinario; eso fue lo que me quedó.

¿Algún miedo residual, producto de aquella experiencia, que no hayas logrado superar?

Claro que queda miedo… en general no, no voy a decir que me despierto de noche angustiado, que tengo miedo a hablar de lo que ocurrió, o algo por el estilo: eso no. Pero si ocurre que, si debo salir tarde e ir a un lugar en particular, tengo un pequeño temor que antes no existía, pero en general debo decir que no.

Durante esos 11 meses, experimentaste vivamente la presencia de Dios, ¿has vuelto a sentirla con tanta intensidad en algún momento posterior al secuestro?  

Yo creo que siempre, porque desde ese momento me acostumbré todas las mañanas a leer las lecturas del día, y en esas lecturas durante 15, 20 o 30 minutos lo sientes y eso te hace ser diferente.

Luego, todos somos como somos y nos vamos echando a perder durante el día y tenemos nuestras flaquezas, pero cuando recuerdas en la mañana tantas cosas que hiciste el día anterior y las vas analizando a la luz de la Palabra, reflexionas profundamente y te vas convirtiendo en un hombre nuevo, con un espíritu renovado y limpio para emprender el nuevo día.

¿En algún momento tuviste sed de venganza? ¿Lograste perdonar a quienes lo hicieron?

Es algo que siempre he dicho: yo los perdoné, pero también siempre he dicho que nunca los he tenido enfrente.

Entonces, digamos, perdonar en abstracto, es relativamente sencillo, no tengo ningún reconcomio y nunca los busqué ni trabajé para eso, de manera que no hay una sed de buscar y vengar. Eso no ha existido en mí.

Con relación al perdón, creo que sí los perdone y encontrármelos sería una situación diferente que no la sé.

Haciendo balance de aquel duro episodio en tu vida, ¿cómo lo definirías: con tendencia a lo positivo o a lo negativo?

Totalmente positivo, mis hijos y mi esposa me reclaman cuando digo esto: que es la experiencia más positiva que he tenido.

Cuando estábamos buscando el nombre del libro (Dios en mi secuestro), me dijeron: ‘deberías ponerle cómo sacarle provecho a un secuestr’… ¿Por qué? Porque lo he disfrutado; cuando uno lo manifiesta en el sentido profundo de la Fe, son solo cosas buenas las que me han ocurrido.

Después de haberlo escrito, publicado y recorrido el país, ¿qué experiencia recuerdas más de esos momentos?

Básicamente uno tiende a recordar la primera, y la primera fue cuando a mí me liberan un miércoles y llamé al Padre Piedra -director durante 20 años de Fe y Alegría– el lunes y le dije voy el miércoles, como siempre, a Fe y Alegría, porque siempre voy los miércoles y los paso allá; y él me dijo: ‘no, no, no, vente mañana martes’. Y bueno, fui el martes, y me entregó un cartapacio grande de trabajos de niños de Cumaná pidiendo mi liberación, rogando por mí. ¿De dónde salió esto? Me pregunté e inmediatamente fui a Cumaná y visité los cuatro colegios de Fe y Alegría que hay en Cumaná y fue un shock ver los niños de fiesta, saltando, cantando y las hermanas -religiosas- de los colegios felices; fue algo extraordinario.

Luego hubo muchas situaciones extraordinarias, pero ese primer golpe es el que uno más siente y ese fue el primer golpe al salir.

Fe y Alegria abanderó una campaña nacional multimedios solicitando su liberación.

¿Se ama más la vida luego de un trance de ese tenor?  

Só, uno valora más la vida, uno sabe que la vida es positiva y yo no estoy buscando alentar o aleccionar, sino que la gente debe reaccionar positivamente a las situaciones que se le presentan, y si uno lo logra con la ayuda de papá Dios, uno las tiene todas ganadas.

Cualquiera habría enloquecido luego de 11 meses sin comunicarse con nadie, ¿a qué te aferraste para no perder la razón y salir más bien fortalecido?

Yo creo que los secuestradores fueron sensatos cuando les pedí una Biblia y me la trajeron, entonces yo me aferré notablemente a ella.

También se equivocaron cuando un día me dieron un periódico, no recuerdo cual periódico era, en el que vi publicado un articulo en el cual la gente de Fe y Alegría, pedía mi liberación y entonces yo dije: tengo otra razón por la que aguantar, no solo mi familia, sino esta gente que me está esperando.

Te sujetaste a ese hilo…

Mas que un hilo, era una cuerda muy gruesa.

¿Saliste con mayores fuerzas de esa situación para enfrentar las vicisitudes de la vida?

Sí y uno va enfrentando las situaciones, va poquito a poco enfrentando las cosas, y uno las ve distinto a como las veía antes, ahora con más fuerza para superarlas.

15 años después, ¿qué cambió a tu alrededor?

La situación en Venezuela, en materia de seguridad ha mejorado mucho. Creo que ha mejorado por las razones equivocadas; primero, porque se han ido seis o siete millones de personas, entre ellas, una cantidad enorme de delincuentes; lo otro es que los cuerpos de seguridad le han entrado muy duro a la delincuencia. Entones hay como cierta calma en ese sentido y eso no es la primera vez que ocurre en este país, de manera que ha mejorado.

Mucha gente me dijo en el 2010: vete de este país y yo les respondía: ‘¿cómo me voy a ir del país? Con las muestras de afecto que recibí este año, yo me quedo’. Y la verdad que pienso como decía el Dr. Uslar Pietri: ‘uno no sabe si es feliz o infeliz hasta el día que se muere’, porque en la vida ocurren muchas cosas y hasta el día de hoy, no sé mañana, creo que fue la decisión correcta.

Caratula de su libro testimonial.

¿Sigues apostándole a Venezuela?

Sigo apostándole a Venezuela, sigo apostándole a través de mi oficio natural, que durante 44 años ha sido en el sector financiero y por espacio de 30 años ha sido mi colaboración con Fe y Alegría.

¿Qué significa la aurora, ver salir el sol en las mañanas para ti?

Soy un poco más seco, en las mañanas soy feliz porque es el inicio de un nuevo día y es la oportunidad de hacer algo.

Gracias Germán.

A ti.

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