Unas 90 familias exigen esta consideración a la gobernadora de Delta Amacuro, Lizeta Hernández.
Se trataría de una medida humanitaria, según alegan los mismos afectados, dada las condiciones de pobreza extrema en la que viven especialmente los aborígenes del pueblo warao.
Recientemente han tenido que pagar 40 mil bolívares por una caja de comida, pero temen que un nuevo incremento las lleve hasta los 50 mil bolívares.
Por esta razón, los indígenas que reclaman una medida humanitaria y aclaran que no pretenden que les regalen la comida, sino, una reducción de sus costes.
«Nosotros vendemos una parte de la basura. Con lo que recabamos, comemos. Yo logro ver al día unos cinco mil bolívares y reuniéndolos, puedo comprar la caja del Clap», expuso uno de los waraos afectados.
Familias enteras suelen estar listas para hurgar entre la basura,cuando el camión recolector se acerca. Se lanzan hacia los desechos y allí buscan cobre, plata, hierro y posteriormente los venden. Es así como han logrado sobrevivir a la actual crisis venezolana.