Leche, harina, medicinas, combustible, piezas de recambio. Esta es la lista del ejército de Líbano en el llamamiento internacional que ha lanzado para poder alimentar y mantener a sus tropas.
El llamado se hace después de que la crisis económica y política que se ha abatido sobre el país del Mediterráneo oriental haya extenuado sus presupuestos.
Única institución compartida por todos los ciudadanos, las fuerzas armadas constituyen el pilar común que aún sostiene una fracturada sociedad donde conviven 18 grupos religiosos.
Más de 3.000 soldados, de los 80.000 que cuenta en sus filas, han abandonado los cuarteles desde principios de año a causa de los recortes salariales derivados de la devaluación de la libra, moneda que se ha depreciado en un 90% respecto al dólar, y de ja inflación del 200% registrada en los dos últimos años.
Los soldados no son los únicos en pasar penalidades en Líbano, donde más de la mitad de la población se sitúa por debajo del umbral de la pobreza, según la ONU.
La explosión que en agosto de 2020 arrasó el puerto de la capital, Beirut, “ha acelerado la crisis; y la pandemia ha agravado la situación humanitaria”, precisa un informe presentado por Najat Rochdi, coordinadora de la ayuda humanitaria para Líbano de Naciones Unidas.
Ayuda internacional
Una veintena de países se ha comprometido a auxiliar al ejército libanés en una conferencia de donantes organizada el jueves por Francia, la antigua potencia colonial, informa la Agencia France Presse (AFP).
La ministra francesa de Defensa, Florence Parly, resaltó que el papel de las fuerzas armadas es “esencial para la estabilidad y la seguridad del país”.
En la reunión telemática –en la que participaron, entre otros, Estados Unidos, Rusia, China y varios Estados de la UE y del Golfo– no se concretó la cuantía de las aportaciones.
“Los soldados tienen hambre y sus raciones se han recortado, como les pasa a muchos ciudadanos”, ya había anticipado en un mensaje a las autoridades el jefe de las fuerzas armadas de Líbano, el general Joseph Aoun, quien también criticó abiertamente a la clase política, de acuerdo con la información de la cadena británica BBC.
“Estoy dispuesto a ir hasta el fin del mundo para que las tropas puedan seguir estando en su puesto”, advirtió la semana pasada el máximo jefe militar antes de hacer el llamamiento a los donantes internacionales.
Estados Unidos ya había anunciado su disposición a aportar 120 millones de dólares (unos 100 millones de euros) al sostenimiento del ejército libanés, único contrapoder efectivo ante las bien equipadas milicias proiraníes de Hezbolá.
La moral de las tropas es cada vez más baja y los militares huyen de los destinos más peligrosos, según conversaciones entre oficiales y soldados recogidas en la prensa libanesa que reflejan la bancarrota del Ejército. El sueldo medio de un soldado ronda los 675 euros al mes, de acuerdo con la tasa de cambio oficial.
El Banco Mundial ha señalado que Líbano está atravesando su peor crisis económica y una de las más graves a escala global desde el siglo XIX.
Fuente: AFP, El Pais