La joven Andrea Martusciello aprendió el arte de coser

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Foto: cortesía.

Catalejo Atelier nació con la idea de reparar la ropa de los vecinos de Andrea Martusciello, en Barquisimeto, estado Lara.

La idea tenía potencial: Andrea había encontrado la demanda de un servicio. Ella tenía una máquina de coser, esa que generalmente se consigue en las casas de los abuelos, pero había un problema: luego de que se sentaba frente a ella se quedaba en blanco, no sabía coser.

Pero eso no la detuvo. En los ratos libres, cuando estudiaba en la universidad para ser abogada, empezó a confeccionar su propia ropa. “De pronto hacía una falda o un vestido. Eso me permitió familiarizarme más con la máquina de coser y a querer aprender más”, contó al programa Háblame Bajito, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias.

Luego, en la Escuela de Artes Plásticas Martin Tovar y Tovar, comenzó a recibir clases de corte, costura y patronaje. Allí entendió que las dos primeras técnicas las podría aprender de forma autodidacta, pero el patronaje no.

“El patronaje es una técnica que no se puede aprender de manera empírica. Hay que respetar los centímetros. Vaciar la información de unas medidas en un patrón es bastante complicado”, expresó Martusciello.

Andrea Martusciello: abogada, presentadora de televisión, radio y empresaria

Andrea siguió formándose y con el tiempo se fue rodeando de colaboradores “magníficos”.

Durante un año estuvo trabajando junto a su tía. “Solo ella y yo. Hacíamos arreglos, ajustes. No era nada del otro mundo”.

Hoy en día Andrea tiene un equipo de 25 personas. Entre ellas hay: cortadoras, las que trabajan con las máquinas de coser, las diseñadoras y las que se encargan de vaciar las medidas en los patrones.

El negocio que comenzó reparando la ropa de los vecinos de Andrea, se convirtió en Catalejo Atelier: una empresa que confecciona uniformes a la medida de los trabajadores de restaurantes y hoteles.

“Nuestro equipo se traslada hasta la compañía. Toma la medida personalizada y ese es el uniforme que se confecciona completamente a mano. Trabajamos con textiles importados y además nuestras máquinas de coser son amables con el medio ambiente”, afirmó.

Andrea cuenta orgullosa que terminó su carrera de abogada, la ejerce, trabaja como conductora de un programa en la televisión y también en la radio.

Ella es un vivo ejemplo de que la persistencia al final del día, da frutos; de que en un país como Venezuela es posible diversificar los ingresos. Que todo puede empezar teniendo la idea de ayudar a los demás, sentada, frente a la máquina de coser y con todas las ganas de aprender.

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