A tres semanas del inicio del año escolar 2022-2023, con un llamado a clases con total presencialidad, los colegios se van llenando de estudiantes, mientras se deja en evidencia el deterioro y la falta de herramientas necesarias para la actividad académica. En Maturín, la demanda más alta en escuelas son los pupitres.
Ante la falta de este recurso vital para los niños, niñas y adolescentes, directivos de planteles, maestros, padres y representantes se han puesto «manos a la obra» para recuperarlos y brindar a sus hijos y estudiantes mejores condiciones para la práctica educativa.
Lisbeth Vásquez, maestra de tercer grado de la escuela José Damián Ramírez Labrador, señaló que solo en su aula hacen faltan 12 mesas sillas o pupitres, para que sus estudiantes no se sienten en el piso.
“Algunos representantes, ante el déficit de mesas sillas y pupitres, han tenido la iniciativa de llevar los que están deteriorados para repararlos; también los que puedan adquirir para donarlos”, comentó.
Aunque en sus 16 años de docente considera que este ha sido el peor escenario escolar dado el deterioro del aula y la escuela en general, aseguró que los padres y representantes han tomado iniciativas que están haciendo la diferencia.
“Yo por supuesto que lamento que se llamara a clases sin cubrir las necesidades de cada salón y del colegio. Pero ante la adversidad, felicito a los padres y representantes que acudieron, escucharon y vieron el estado del aula de sus hijos, para organizarse y poner un granito de arena”, agregó.
Con orgullo, la maestra Libeth cuenta: “la primera semana de clases los niños se sentaban en el suelo y esta tercera semana la brecha de 12 pupitres está cubierta en el curso de tercer grado y otras maestras están siguiendo el ejemplo. Una acción que se logra solo con padres y maestros responsables”.
La alegría del trabajo que da frutos
La escuela Técnica Fe y Alegría Ángel de la Guarda, ubicada en la comunidad Sabana Grande, en uno de los sectores populares más grandes de Maturín, cerró el año escolar pasado con una demanda de 450 pupitres.
Los directivos maestros, profesores y alumnos se pusieron manos a la obra para rescatar, armar y dar una nueva cara a sus pupitres y garantizar que este nuevo año sus más de mil doscientos estudiantes tengan el tan ansiado pupitre.
La directora del planten, Lilian Pereira, resaltó que aunque el curso pasado fue positivo, se tuvo que dividir a los estudiantes en turnos para paliar la falta de pupitres, incluso un aumento de la matricula les obligó a activar el rescate de sus pupitres en deterioro y los que estaban inoperativos.
“Compramos madera, tornillos, lijas, pintura y junto a los estudiantes del último año rescatamos los primeros 100 pupitres. Seguimos una campaña de rescate y fabricación de pupitres durante todo el periodo vacacional y logramos rescatar y poner en uso más de 300. Un trabajo en equipo de sacrificio pero que hoy nos da mucho orgullo”, expresó.
La directiva señaló que siguen en su afán de mejora y también en el trabajo de llamar a los padres y estudiantes a seguir sumando para que sus hijos tengan la mejor educación posible y los mejores espacios.
Experiencias positivas como la de estas dos instituciones educativas se replican y se aplican en otras escuelas de Maturín. Son parte de las buenas noticias que vale la pena contar.