Metro de Caracas: de maravilla a decadencia

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Tren con fallas de propulsión en la estación Colegio de Ingenieros. Foto: Crónica Uno. Luis Morillo.

Carmen Ramírez tiene 68 años, sube y baja las escaleras del Metro de Caracas con ayuda de un palo de madera que le sirve de apoyo y cubre uno de sus extremos con el trapo de su esposo para no aporrearse la mano con las astillas. Dice que lo tiene que hacer porque las escaleras mecánicas no funcionan.

Carmen se desplaza desde su casa, ubicada en Catia, en el oeste de Caracas, hacia el centro para poder cobrar su pensión equivalente a 3,18 dólares (150 mil bolívares).

“Más bien ahorita están mejores. A veces tengo que bajar y subir, luego más adelante, y después cuando se hace trasbordo. Hay estaciones en las que no entro porque me tumban”, cuenta mientras toma aire y hace otro esfuerzo para subir el último escalón que le separa del torniquete, muy cerca de la salida.

La queja de Carmen se une a la que hacen los caraqueños a diario debido a los retrasos, fallas en los trenes, andenes sucios y que van marcando el contraste con el buen servicio, puntualidad de sus trenes, instalaciones limpias que caracterizaron al Metro de Caracas al término del siglo XX.

De hecho, Alberto Vivas, vicepresidente de Familia Metro, una ONG integrada por exejecutivos, técnicos y trabajadores formados en el Metro de Caracas durante años, recuerda que en 1988 se practicaba el civismo que muchas veces se echaba en falta en la superficie.

Para Vivas, el deterioro se propaga a comienzos de siglo por la incorporación de un nuevo tren gerencial militar.

“Fue a partir del año 2000 cuando empiezan a ingresar personas que no tenían ningún tipo de conocimiento de lo que era el servicio de transporte masivo. Este personal militar comenzó a ingresar por razones políticas (…) no tienen conocimiento en absoluto de lo que significa el transporte masivo de personas”, asevera el ex trabajador del metro.

Asimismo atribuye “la deplorable prestación de servicio” a las condiciones en las cuales se encuentran los equipos.

“El material rodante es el que está más afectado, que si no se toma en cuenta con rapidez (…), la empresa podría llegar a un colapso tal que conllevaría a una paralización técnica”, alerta vivas.

Estación: importando repuestos

El mayor general y presidente del Metro de Caracas desde 2017, César Vega, dijo a la prensa ese mismo año que se realizó un diagnóstico del subterráneo y que se encontraban trabajando para mejorar el servicio.

César Vega, presidente del Metro de Caracas desde 2017. Foto: Agencias.

“Nos hemos percatado de una serie de debilidades que tiene nuestro sistema (…) se ha elaborado un cronograma de trabajo para ir atacándolas en las diferentes áreas, específicamente en la vía férrea, nuestro Metrobús y BusCaracas, trenes y sistema por cable. Confíen que acá se están realizando las diferentes acciones para que cuando hagan uso de estos espacios, lo hagan con confort, con calidad y seguridad”, expresó Vega.

Un año después, el M/G César Vega volvió a dar declaraciones, esta vez al canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV), y aseguró que estaban en camino un conjunto de equipos que optimizarían el funcionamiento del subterráneo.

“Actualmente estamos en un proceso de adquisición en el exterior de unos equipos y herramientas con el fin de atacar lo que tiene que ver con la mejora de nuestros trenes en lo que respecta al aire acondicionado. Igualmente se están comprando una serie de equipos para poner operativos unos trenes. Ya vienen en camino”, dijo Vega.

El equipo de Radio Fe y Alegría Noticias fue hasta la estación Capitolio, una de las más concurridas donde confluyen las Líneas 1 y 2. Allí se preguntó a usuarios del metro qué opinan sobre el servicio que ofrece en 2019:

“No sirve. Hay mucha gente, pocos trenes, demasiado retraso”, sentencia Carlos Durán. Mientras que Freddy Sierra responde que ya no lo usa porque “se ha convertido en una tragedia. Está en muy malas condiciones, allí uno lo que hace es sufrir”.

Según Ricardo Sansone, coordinador de la organización Familia Metro, hay más personas que se rehúsan a utilizar el metro para viajar a distancias cortas porque no les parece rentable el tiempo que invierten en esperar un tren.

“Anteriormente el Metro de Caracas movilizaba a 2 millones de personas cada día. Esa cifra ha bajado según nuestras estimaciones, basadas en las curvas de rendimiento, a 1 millón 600 mil personas. La gente no está dispuesta a esperar un tren por 20 minutos, prefiere caminar o pagar una camioneta por puesto”, explica Sansone.

Otro dato revelado por el coordinador de Familia Metro refiere sobre el funcionamiento. Se estima que en 2019 se produjeron todos los días un promedio de 38 fallas, de las cuales 27% correspondieron a la actividad de los trenes.

La vida en rosa

El Metro de Caracas fue inaugurado oficialmente el 2 de enero de 1983, durante el gobierno de Luis Herrera Campins, e inició el servicio a los usuarios el día siguiente.

Como su eslogan lo indicaba, este servicio fue una solución a los caraqueños para movilizarse desde Catia hacia el centro de la ciudad. Un recorrido de 10 estaciones era posible hacer en unos 15 minutos.

De acuerdo con mediciones de Familia Metro, cada 90 segundos abordaba un tren en cada estación. “En la Línea 1, la espera de un tren no tardaba más de 1 minuto con 30 segundos. Si en ese momento se estaba yendo el tren se tenía la plena seguridad de que en 90 segundos llegaría otro”, evocó Alberto Vivas.

Esa misma garantía de puntualidad y seguridad que brindaba el Metro de Caracas a sus usuarios, también se ofrecía al personal en materia de salarios.

Vivas indicó que en 1988 el salario mínimo en Venezuela era de 2.100 bolívares, mientras que para el trabajador del metro el ingreso mínimo mensual era de 3.500 bolívares, el equivalente a 550 o 600 dólares. “Era un empresa muy apreciada por la estabilidad económica que daba a sus empleados. Había mucho interés en trabajar allí”, comentó.

Literalmente “con las puertas abiertas”

El domingo 11 de noviembre 2019 se viralizó un video tomado por un usuario del metro donde se aprecia como un vagón de la Línea 3 circula con las puertas abiertas.

Por su parte, el Metro de Caracas, a través de su cuenta en la red social Twitter, desmintió al día siguiente que un tren de la Línea 3 del sistema ferroviario operaba con una puerta abierta y lo calificó como “Noticia Falsa”.

Pero un análisis fotográfico realizado con Photo Forensics, un software que detecta fotos editadas, no arrojó ninguna alteración o modificación sobre la imagen. Así que sí hubo un vídeo donde se ve como un vagón de la Línea 3 del Metro de Caracas viaja con las puertas abiertas. Aunque no había podido determinarse su fecha exacta, la información es verdadera.

Respecto al video, Alberto Vivas lamentó que el servicio de trenes se preste en esas condiciones y contó que una vez, viajando en metro, al llegar a su estación destino no se abrieron las puertas del vagón y se preguntó “¿qué es más grave? ¿un tren que circule con las puertas abiertas u otro que no las abra? Esas son condiciones inseguras porque ante una emergencia que se presente, donde se tiene que hacer un desalojo en tres minutos (…) por ejemplo, un temblor, con puertas que no se abren no se va a poder hacer. Todo eso ocurre hoy”.

El día de la entrevista, el 6 de diciembre de 2019, Vivas informó que se detectó un riel roto en la ruta que cubre la estación Mamera-Ruíz Pineda “sin que los responsables del suburbano hayan podido hacer nada. Todo ocurrió con el conocimiento del Centro de Control de Operaciones, estaban circulando los trenes en esa zona insegura”.

Desesperación, fatiga, cansancio, desanimo, inseguridad, son los adjetivos que utilizan los caraqueños para calificar su experiencia en el subterráneo. Sin embargo, no pierden la esperanza de que este sistema recupere el brillo que lo caracterizó a finales del siglo pasado, sus años dorados.