El coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) capítulo Lara Carlos Meléndez informó que durante el 2021 cada dos meses murió un niño, niña o un adolescente por causas violentas en la entidad.
A través del foro regional de Violencia Estructural en la Familia por medio de la plataforma Zoom, indicó que los delitos más conocidos contra niños, niñas y adolescentes son los homicidios, violaciones, agresiones graves y suicidio.
Mientras que los menos recurrentes y atendidos son las torturas, trabajo forzado y explotación sexual y hasta autoflagelaciones.
“Identificamos un caso al norte de Barquisimeto donde una niña se hizo daño ella misma producto de que sufría abuso sexual”, señaló.
Grupos sociales
Meléndez explicó que caracterizaron la violencia en dos tipos de grupos sociales.
En primer lugar se encuentra el de la pobreza extrema, conformado por las familias caracterizadas por tener una inseguridad alimentaria grave, donde hay niños, niñas y adolescentes dejados atrás por su padres dejando la jefatura del hogar a las mujeres.
“Entre el 2011 al 2021 se ve el aumento de un 36% de la jefatura del hogar a cargo de las mujeres, identificando principalmente al empleo informal, además del trabajo infantil”, manifestó.
De igual forma, resaltó que en este grupo que se encuentra en pobreza extrema hay mucho desempleo y desescolarización, destacando además situaciones de torturas, abuso sexual, intento de suicidio, agresiones graves y desapariciones en niños, niñas y adolescentes de la entidad.
Por otro lado, en el grupo de “menos pobres”, igual se encuentran personas con un importante nivel de inseguridad alimentaria moderada, con niveles de escolarización pero interrumpida y resalta el trabajo infantil, además de la violencia psicológica y agresiones menos graves contra los niños, niñas y adolescentes.
Meléndez expresó que el Observatorio quiere resaltar que “no es que sean los pobres lo más violentos”, sino que estas familias son víctimas de las desprotección del Estado venezolano.
El coordinador del OVV Lara dijo que si no se atiende esta situación, los niños, niñas y adolescentes que sufren estas situaciones violentas pueden terminar siendo “hijos de odio”, cuestión que se puede convertir en cadena para el futuro.