Justo después de que la guerra entre Rusia y Ucrania llegaba a su sexto mes, murió el autor del fin de la llamada Guerra Fría y último presidente de la extinta Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, en la tarde de este martes 30 de agosto. Tenía 91 años.
Los medios rusos no especificaron las causas de su deceso. El presidente Vladimir Putin envió sus condolencias al país y a sus familiares mediante un comunicado.
Gorbachov fue un reconocido líder mundial. Ganó el premio Nóbel de la Paz en 1990 por su importante rol en la culminación de la Guerra Fría que mantuvo en un constante enfrentamiento a varios países de Europa del Este. También contribuyó a la reunificación de Alemania.
Pese a estos logros, importantes líderes soviéticos lo culparon siempre de la disolución de la Unión de países de la Soviet, muchos de los cuales siguen reclamando que la Rusia de Putin les respete sus autonomías y soberanías.
Al ser escogido como el Secretario General del Partido Comunista, el cargo más importante en la Unión Soviética, planteó que el país necesitaba una perestroika o reestructuración económica. «Se están quedando rezagados tras el resto de la economía. Sus productos de mala calidad son una desgracia», les dijo a los líderes de su organización partidista.
La afamada Perestroika no vendría sola. Ideó, y ejecutó, también la apertura, o glasnot, en los campos de la tolerancia de credos religiosos, de pensamiento y la divulgación de noticias nacionales e internacionales.
Además emprendió una campaña para democratizar el Partido Comunista y permitir el pluripartidismo.
En cuanto a la política exterior, Gorbachov se centró en poner fin a años de Guerra Fría y firmó varios acuerdos con los gobiernos estadounidenses de Ronald Reagan y de George Bush para el control de armas nucleares.
El mandatario también puso fin a la ocupación soviética de Afganistán, regularizó las relaciones diplomáticas con China, e incluso se alió con Estados Unidos durante la Guerra del Golfo en 1991.
En diciembre de ese 1991, tras la independencia de Ucrania, su sucesor anunciaba al mundo que los países incluidos en el Pacto de Varsovia eran libres de escoger su destino. Así se marcó el fin de la Unión Soviética.
Al cierre de ese año dijo sobre su papel en la caída del bloque soviético: «A pesar de todos los males y miserias actuales, los rusos, y en general la gran mayoría de los ciudadanos de los países de la ex órbita soviética, prefieren vivir en una sociedad libre y democrática, como la que hoy disfrutan, a la situación que vivían bajo el comunismo. Ese es el marco en el que puedo encuadrar mi responsabilidad en mi etapa como exmandatario de la Unión Soviética».