Fuentes cercanas a la Iglesia Católica en Nicaragua indicaron que el obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, fue confinado a una celda de castigo conocida como “El Infiernillo”, de la cárcel Modelo de Tipitapa.
La fuente reveló el Gobierno de Daniel Ortega pretende mantenerlo aislado, no quiere que tenga contacto con ningún otro preso político, reseñó Despacho 505.
El Cardenal Leopoldo Brenes señaló que todavía el gobierno de Ortega no ha brindado información de monseñor Álvarez, destacó el medio local.
Hasta ahora ninguna autoridad del gobierno nicaragüense ha confirmado o negado la información.
El propio Daniel Ortega a través de una comparecencia pública el pasado 10 de febrero, informó que habían trasladado a monseñor Álvarez a la cárcel Modelo al negarse a abordar el avión que el 9 de febrero, llevó a 222 presos políticos desterrados a Estados Unidos.
“Brutalidad”
El abogado de derechos humanos del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca +, Gonzalo Carrión, en el exilio calificó de “brutalidad” lo ocurrido con el obispo.
Carrión dijo a través del informativo Contacto Sur que transmite Radio Fe y Alegría Noticias que a todas luces es un acto de ilegalidad y brutalidad de los funcionarios de Gobierno.
“Esto significa otra atrocidad sin precedentes en la historia de Nicaragua, lo que hicieron con el obispo Álvarez es una forma de castigo por no querer abordar el vuelo al destierro”, dijo.
En la comparecencia del 9 de febrero, Daniel Ortega se expresó con odio hacia monseñor Álvarez, dijo que no había querido obedecer las órdenes del gobierno y que tenía delirios de creerse líder de la iglesia en Nicaragua y en América Latina.
Acoso a la iglesia católica
Desde abril de 2018, cuando la iglesia católica pidió el cese de la represión y abrió las parroquias para refugiar a los heridos, el Gobierno de Ortega la acusa de apoyar las protestas.
De acuerdo con una investigación de la abogada Marta Molina desde esa fecha han ocurrido más de 300 ataques contra los representantes de la iglesia católica.
Estos ataques incluyen el encarcelamiento de sacerdotes, el destierro, prohibiciones de procesiones, daños a infraestructuras y el hostigamiento constante de la policía a las parroquias.
El obispo nicaragüense Rolando José Álvarez Lagos se negó el pasado 9 de febrero a ser desterrado y enviado a Estados Unidos, por lo que fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión.
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