Niños juegan en medio de cloacas en parque infantil de San Cristóbal

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Foto: Jorge Labrador

A pocos metros del Hospital Militar, las filtraciones de aguas residuales, huecos en la vía y aguas negras desbordadas afectan a sus habitantes.

La cueva del Oso es una comunidad residencial, comercial y turística de la parte alta de la ciudad de San Cristóbal, y que debido a su topografía para poder llegar se debe subir por una sola calle empinada.

Luego de pasar por la vía principal llena de comercios, hay a una cuesta muy pronunciada que va hacia la congregación de las Hermanas Carmelitas, en plena subida se observa un bote de aguas negras que además de su olor pestilente, recorre la calle y llega hasta un parque infantil, donde los pequeños en medio de su inocencia se enfrentan a una contaminación.

Desde hace 4 años conviven con el desbordamiento de las cloacas; así explicó Paola Carrero, quien junto a otros vecinos de la comunidad han ido a la Alcaldía de San Cristóbal y también hablaron en varias ocasiones con el Consejo Comunal de esta zona, y no han dado soluciones.

“El problema venia de las carmelitas, a quienes les arreglaron sus filtraciones, y con este segundo bote de aguas negras nunca más vinieron, y lo peor es que acá en esta comunidad viven muchos niños que juegan encima de estas aguas negras en un parque que está más abajo a donde cae toda la contaminación”, dijo Paola.

Señalan sus habitantes, que no han recibido ninguna respuesta por parte de las autoridades, y que, en medio de esta pandemia con estos focos de contaminación, temen una diseminación de enfermedades infecto contagiosas.

Aguas servidas contra la recreación

La cueva del Oso se ha convertido desde algunos años en una zona comercial, donde muchos san cristobalenses se acercan a comer y divertirse; sin embargo, las filtraciones de aguas negras recorren sus calles alejando el turismo.

Los olores nauseabundos se expanden en las tardes por todo el sector, y más cuando empieza a pegar el sol, así lo mencionan las personas que consultamos, entre ellos Adrián Guerrero, quien es comerciante y habitante de la Cueva del Oso, quien tiene un negocio de comida, y señala que se han visto afectados por las aguas negras que corren por la calle principal y los fuertes olores putrefactos.

“Ya nos estamos quedando sin paso, la calle está llena de huecos, y como comerciantes nos afecta y más para los que vendemos comida acá; por lo que le hacemos un llamado a la Alcaldía y al Gobernador que se den una vueltica por acá por este sector para que arreglan estos problemitas” indicó Guerrero.

Por su parte, Digna Sánchez, otra habitante de la calle principal de la Cueva del Oso, comentó que lo que más les preocupa son las cloacas colapsadas por falta de mantenimiento, y que han ido a varios organismos como la Alcaldía y no han obtenido solución, solo dijo se acercan a la comunidad miran y se van.

“El problema afecta hasta las casas, porque acá se han rebosado las cloacas hasta dentro de las viviendas” comentó la señora Sánchez.

Cueva sin patrullaje

Otro de los problemas que inquieta a este sector es la falta de alumbrado público, que ha convertido a esta zona en una verdadera cueva del oso, oscura y sin vigilancia policial.

 Así lo describen sus habitantes, al señalar que no pasan las patrullas de policías por este sector, donde reina la oscuridad porque los postes no tienen bombillos, y los pocos que alumbran han sido comprados por sus habitantes, quienes han colocado reflectores en el frente de algunas casas para “medio alumbrar” la calle principal.

“Entre varios vecinos recaudamos un dinero, y se hizo el alumbrado de algunos postes porque esta zona es muy oscura; si nos quedamos esperando por las autoridades todavía estuviéramos en completa penumbra” dijo Paola Carrero.

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