Niños venezolanos tienen retraso de crecimiento a consecuencia de la desnutrición

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Foto: Caritas Venezuela

La investigadora de Caritas Venezuela y nutricionista, Susana Raffalli, alertó que los niños venezolanos tienen retraso de crecimiento a consecuencia de la desnutrición crónica.

Así lo reveló un estudio en los niños del programa Saman durante el período 2017-2020, en el que se utilizaron los patrones de referencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Caritas Venezuela determinó que el retraso del crecimiento se ha acumulado de forma sostenida desde 2016 y junto con la desnutrición crónica se detectó, en promedio, en el 32% de los niños evaluados; para algunos grupos de edad y regiones del país esta prevalencia fue hasta de 41%.

La evaluación arrojó que el pico de prevalencia ocurre específicamente entre los 20 y 22 meses de edad con mayor incidencia en las niñas con respecto a los niños, informó Raffali durante una presentación en el canal de YouTube de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.

Raffalli mencionó también el tema de la desnutrición aguda, ya que es otro problema que aumenta la probabilidad de tener retraso de crecimiento y es el déficits de mayor predominación en los niños evaludos por Cáritas en los últimos cinco años.

«Todos tienen su potencial de desarrollo comprometido por ese déficit, califiquen o no como niños con talla baja moderada o severa», acotó.

«Más de un tercio de los niños que admitimos en nuestros programas de recuperación nutricional egresarán con retraso de crecimiento. Si no se les acompaña, ese tercio de los niños que damos de alta, regresarán, alertó.

La desnutrición se instala en edades muy tempranas

«El periodo de edad hasta los dos años nos ofrece una ventana de oportunidad para evitar este retraso en el crecimiento», por ello se debe prevenir y mitigar la desnutrición en edades tempranas.

Casi el 90% de los niños que asisten a Caritas tienen retraso del crecimiento y no padecen de desnutrición aguda. ¿A qué se debe esto? pues según Raffalli una de las posibles causas es que desde el útero empezó el problema. Es decir, durante la gestación de la madre el bebé no tuvo acceso a una alimentación balanceada.

Este déficit, explicó, se debe también a que los niños, aunque sí están recibiendo alimentación, ésta es monótona y sin valor nutricional suficiente. «Estos niños son producto del mal comer, más que del hambre», sentenció.

La nutricionista también explicó que las niñas pueden presentar un retraso de crecimiento de casi siete centímetros cuando cumplen cinco años de edad, que a largo plazo puede traer problemas perinatales y posiblemente una alta tasa de mortalidad materna. Mientras que los niños pueden tener un retraso de crecimiento de cinco centímetros.

Atender ya para evitar un impacto negativo a futuro

«La información que cada niño revela sobre la cronicidad de su desnutrición tiene que guiar nuestros programas, aunque la desnutrición aguda determine las prioridades programáticas y de financiación en las emergencias humanitarias», dijo sobre replantear enfoques para la asistencia de programas de atención social para niños y niñas.

Desde el punto de vista de Raffalli, se debe incluir la desnutrición crónica entre los criterios y protocolos de programación para mantener a los niños menores de dos años bajo atención para su protección social.

De esta manera, se garantizará una educación nutricional efectiva para las madres en gestación; en vista de frenar el avance progresivo de crecimiento que generará «en 20 años un impacto muy negativo en la vida de estos niños, así como en la productividad del país», que como consecuencia generará una gran carga sanitaria importante al sistema de salud.