Una familia Wayuu de 8 integrantes que salió hace una semana desde la comunidad Cerro Cochino, municipio Mara del estado Zulia, con destino hacia Perú, atravesó la frontera de Paraguachón el pasado jueves 3 de febrero. En su recorrido llegaron a la intersección de la panamericana en Ipiales, en el Departamento de Nariño, al suroccidente de Colombia, y que se encuentra a 3 km de la frontera colombo-ecuatoriana.
Pero llegó la tragedia. En la vía se produjo un accidente de tránsito donde murieron el niño José Fabián Chacín, de 10 años, y Miguel Montiel de 32 años, ambos pertenecientes al pueblo Wayuu, mientras que los demás integrantes de la familia salieron gravemente heridos, incluso, algunos se encuentran hospitalizados.
Lo peor es que los familiares no han podido recibir los cuerpos de los 2 fallecidos ya que no contaban con sus documentos en regla, situación que ha empeorado su repatriación.
Luz María González expuso, a través de Radio Fe y Alegría Noticias, su gran preocupación ya que el traslado ha sido bastante complicado. “Ha habido muchas trabas, muchas prueba difíciles, cumplir con los parámetros, lo más difícil para nosotros fue que los querían cremar y esto fue otra prueba que nos tocó afrontar, parar ese proceso en un lugar tan lejos para nosotros».
A la final los cadáveres fueron entregados en territorio colombiano con el apoyo de la Defensoría del pueblo y Migración Colombia luego de que se practicara su reconocimiento.
Sin embargo, el viacrucis de esta familia Wayuu no termina con este procedimiento. Entre los procesos que deben cumplir ahora para el traslado de los cuerpos a suelo venezolano, desde Paraguachón, frontera de la Guajira venezolana, hasta su casa deben cancelar alrededor de 600$ por cada uno.
Con este caso de venezolanos que siguen migrando ya son 4 los niños que mueren al intentar llegar a otra parte de la región de América Latina en busca de una mejor oportunidad y mejores condiciones de vida.