En el oriente del país, entre 4 y 5 pescadores son víctimas de los piratas de altamar a diario.
Así lo expresó César Augusto Mudarra, miembro de la Asociación de Pescadores del estado Anzoátegui y trabajador del mar desde hace más de 30 años.
Mudarra manifestó con pesar que entre las familias de tradición pescadora son comunes las historias de heridos, asesinados y desaparecidos por estos grupos que operan en mar abierto.
La jornada de trabajo de un pescador va desde la 1:00 de la madrugada hasta las 6:00 de la mañana, aproximadamente, horario que aprovechan los malhechores para ocultarse en la oscurana.
El modus operandi radica en colocar sogas de gran espesor en puntos estratégicos con la finalidad de que esta se enrede en la propela y así detener la embarcación para acto seguido, abordarla y perpetrar el robo.
Según investigaciones de los mismos pescadores, los motores robados generalmente se venden en las islas del Caribe para que no los reconozcan.
Una de las estrategias utilizadas para hacer frente a esta situación, es salir a pescar en compañía de varios peñeros para resguardarse unos a otros.
La Asociación de Pescadores anzoatiguenses ha hecho del conocimiento de la Guardia Nacional, la guardia costera y la marina de la Fuerza Armada Nacional todos los casos de asesinatos, robos y desapariciones que ha padecido está comunidad, sin obtener respuesta alguna.
A los pescadores solo les queda encomendarse a la Virgen del Valle para que les permita regresar con vida y alimentos a sus hogares.
