¿Qué es lo que realmente pasa en Colombia?

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Foto: BBC News

Colombia ha sido noticia en las últimas semanas entre otras razones por las sentidas protestas ciudadanas que en principio rechazaron la pretendida reforma fiscal del gobierno de Iván Duque y que luego de su retiro se han transformado en reclamos de otras reivindicaciones sociales y económicas.

Para intentar entender el fondo de esta situación compleja que viven los colombianos en los últimos días, cuyas manifestaciones han sido fuertemente reprimidas por las fuerzas policiales y militares con un saldo lamentable de decenas de muertos y heridos, Radio Fe y Alegría Noticias logró conversar con el jesuita venezolano Javier Contreras, radicado en Bogotá.

El sacerdote comenzó respondiendo a las pregunta básicas ¿qué es lo que realmente pasa en Colombia? ¿Por qué se genera todo este conflicto? señalando que para entender mejor este escenario «hay que partir de dos referencias: la estructural y la coyuntural».

La primera, dijo, está relacionada con los índices de desigualdad, violencia real y violencia simbólica que siempre han estado presentes en Colombia.

En cuanto a lo coyuntural señaló que es importante recordar el paro nacional de noviembre de 2019. «Ese fue un movimiento que agrupó a distintos sectores de la sociedad que plantearon la revisión de las políticas de Estado en torno a materias fundamentales como la economía, la salud, la educación y la seguridad».

Contreras destacó sobre el tema de la seguridad que en ese entonces existía un malestar generalizado «por los incumplimientos de los acuerdos de paz y cómo el gobierno de Duque, a través de las instituciones que controla, ha boicoteado sistemáticamente la concreción de esos acuerdos».

A esa mezcla de factores coyunturales y estructurales se le sumó el contexto de la pandemia de la COVID que en el país también ha tenido serias repercusiones.

Y justamente ¿por qué los colombianos han decidido arriesgarse a salir a la calle a protestar en medio de este contexto de pandemia?

El sacerdote explicó que debido a que la situación económica se ha hecho más difícil por obvias razones ante el impacto de la COVID-19, «según el Departamento Administrativo de Estadísticas, DANE, el 42,5% de la población colombiana vive actualmente en pobreza».

Pero ese número se queda corto cuando reseña que «la pandemia generó además 3 millones de personas más que entraron en ese ámbito de pobreza, son datos contundentes y al venir de un ente oficial están blindados ante los señalamientos que los quieran tildar de amarillistas».

En este punto aclaró que en Colombia la línea de pobreza se traza para ingresos menores a 330.000 pesos «y se calcula en base a los elementos del costo de la canasta básica de alimentos y el costo de los bienes y servicios esenciales, entiéndase la vivienda, servicios públicos y el vestuario».

A pesar de contar con una pobreza de esa magnitud «el gobierno propuso una reforma tributaria que aumentaría la carga impositiva golpeando con mayor fuerza a la clase media baja y acentuaría así la crisis causada por la COVID», apuntó Contreras.

Por otro lado, en medio de este escenario, para grandes sectores poblaciones «era más riesgoso quedarse en casa que las posibilidades de contagiarse en estas manifestaciones y marchas que estamos viendo desde la semana pasada».

¿Quiénes serían los principales afectados por esta reforma fiscal que impulsa el gobierno?

Tajantemente respondió que los afectados serían más del 90% de los colombianos. «El único 10% que realmente no estaría afectado bajo ninguna circunstancia es el que se considera la clase oligarca y realmente acaudalada de Colombia, cuyos patrimonios debieron haber sido también incluidos en los sectores que iban a pagar mayor impuesto y no se hizo».

Este elemento lo considera el sacerdote como una de las primeras causas para entender «la molestia popular porque precisamente quienes tienen más dinero, controlan medios de producción, de comunicación, tecnológicos, iban a seguir al margen de nuevos impuestos y de nuevas recaudaciones».

En ese sentido, cree que este tema de la reforma tributaria produjo que se articulara de nuevo el descontento que ya se había manifestado dos años atrás «con el llamado paro nacional».

Y cerró este punto indicando que aun cuando el presidente Duque suspendió la aplicación de la reforma momentáneamente «no significa que las causas estructurales no sigan estando sobre el tapete y es por eso que sectores encabezados por estudiantes, por gremios, desempleados, siguen alzando su voz y saliendo a las calles más allá de la posible implicación en el tema de la salud que pudiera tener».

También resaltó que el llamado a diálogo por parte del presidente «aparentemente llega tarde, aunque creo que el diálogo siempre es una oportunidad y es una herramienta política, de modernidad, y por tal razón no se puede despreciar».

Sin embargo, advirtió que el llamado a diálogo, a través del Comisionado para la Paz, «es a partir del 10 de mayo, es decir, todavía quedan varios días para que los sectores que decidan participar afinen propuestas en 6 temas esenciales que va a presentar el gobierno para dialogar de alguna manera: la vacunación masiva, la reactivación segura y el desarrollo social que tiene que ver con el empleo, emprendimiento, las pequeñas y medianas empresas, incluyendo las comunidades étnicas y campesinas así como discutir el tema de la no violencia que no solamente está relacionada al vandalismo que puedan presentarse en las manifestaciones sino también con el uso arbitrario que le está dando el Estado a través de los cuerpos de seguridad y finalmente se va a hablar de la estabilización de las finanzas públicas porque ciertamente aún cuando la reforma es impopular y estaba mal planteada, es cierto que el Estado colombiano presenta un hueco fiscal que debe atender».

¿Hay un trasfondo político en estas protestas?

El también politólogo acotó que en estas protestas no solamente se encuentran participando los tradicionales sectores políticos que siempre han adversado la línea ideológica de Iván Duque sino además otros partidos que hasta no hace mucho eran aliados del gobierno como «el partido Liberal encabezado por César Gaviria, el partido Cambio Radical encabezado por Germán Vargas Lleras, estos se han desmarcado de la reforma tributaria».

Sobre la izquierda colombiana dijo que hoy día es un movimiento que está «muy difuso, está incluso todavía en reconstrucción a raíz de lo que pasó en las elecciones de 2018 cuando mostraron incapacidad para ir con una candidatura única que pudiera representar una opción para vencer a Duque de quien se sabe es el abanderado político del ex presidente Álvaro Uribe y lo que es su línea de gobierno».

Contreras es de la creencia que quienes podrían capitalizar opciones electorales para el año que viene «sería el movimiento liderado por Gustavo Petro llamado Colombia Humana, y en un segundo lugar todo lo que se genera en la alianza que está proponiendo el partido Verde donde una de las caras visibles es Claudia López, alcaldesa mayor de Bogotá».

Finalmente, apuntó que esos intereses «partidistas» se están alineando a las banderas de la sociedad colombiana que pasan por los reclamos para que se dé celeridad al cumplimiento de los acuerdos de paz, para que el gobierno se sensibilice en torno a la realidad nacional marcada por la pobreza y la exclusión, reclamos para que no pueda seguir siendo el uribismo quien encabece los destinos de la nación.

Su pronóstico no es muy alentador. Considera que el diálogo convocado por el gobierno no va a arrojar grandes resultados por lo que las molestias de los ciudadanos van a aumentar amén de que cree que la violencia policial va a continuar contra las manifestaciones con todo y que estos cuerpos del Estado «ya han sido seriamente señalados de violaciones sistemáticas de derechos humanos como asesinatos, desaparición de manifestantes, uso excesivo de la fuerza pública y lamentablemente la discusión se ha centrado en rebatir cifras».