Los ataques delictivos contra las familias aborígenes que viven en el basurero municipal de Tucupita aumentaron luego de las denuncias de las mismas víctimas.
Cuatro jóvenes de Los Cocos hacen mella de la impunidad judicial y de la pasividad aparente de los indígenas.
Un grupo de personas vive dentro del basurero de Tucupita donde han sido víctimas de ataques sin que las autoridades de seguridad actúen. Esto, a pesar de las advertencias realizadas por los canales legales y a través de los medios de comunicación.
La señora Misaira Acosta alertó acerca del incremento de la zozobra en la que viven al ser amenazados y robados por cuatro personas, que según los afectados, viven en la cercana comunidad de Los Cocos.
Se sale de control
Los implicados agreden a los waraos que amenazan con denunciarlos, atacando sus casas de zinc.
A Kliofe Acosta le dispararon dos veces el lunes 7 de octubre en el vertedero. «La cosa empieza a salirse de control», comentó.
Según el atacado, además de dispararle, los jóvenes le robaron una bombona, láminas de zinc, un tanque pequeño, 30 metros de cable y una mandarria. El funcionario de la milicia amenazó con denunciarlos pero desde entonces, los implicados optaron por tratarlo con más violencia.
Justicia injusta
Acosta es un miliciano y cuenta que se salvó de un ataque con machete porque recibió un entrenamiento de defensa personal con armas blancas. Apenas fue herido en una de sus manos.
Aseguró haber interpuesto la denuncia ante la fiscalía del Ministerio Público, pero esta instancia no ha actuado. «Será que esperan que haya muerto», se preguntó el aborigen.
Además, planteó este tema ante su comando y la Guardia Nacional, no obstante, lamenta no recibir el apoyo necesario.