Sabine Kurtenbach, investigadora del Instituto Alemán de Estudios Americanos, habló sobre su reciente publicación “De la Pax Malandra a la Paz Ciudadana”, una investigación que explora el significado de la paz para las personas en países como Venezuela, Colombia y Filipinas.
Kurtenbach explicó que, si bien la paz se suele entender como la terminación o ausencia de una guerra –una forma especial de violencia organizada por un colectivo con fines políticos–, cuando se habla en profundidad debe ir más allá de la simple ausencia de guerra, porque sería un concepto que abarca múltiples violencias: la social, la de género o la ejercida contra migrantes, pues la violencia física es un elemento central, pero también existen violencias estructurales que deben ser abordadas.
“La experiencia que he tenido en América Central, preguntando a las élites de Guatemala, es que la paz significa dejar las armas, pero para las mujeres de las comunidades indígenas, representa una recompensa por 500 años de racismo y violencia”, señaló Kurtenbach en entrevista para el programa Háblame Bajito de Radio Fe y Alegría Noticias.
Por ello, Kurtenbach considera que los procesos de paz tienen tres funciones principales: proteger la integridad física; mantener el orden social; y contar con instituciones formales e informales capaces de transformar conflictos sin generar violencia.
“La pax malandra es una forma particular de reducir la violencia de las bandas mediante la violencia de las fuerzas públicas. La pregunta es si este enfoque es sostenible. La paz ciudadana, por otro lado, sería una paz que prioriza los derechos humanos, la participación de la sociedad civil y la transformación constructiva de los conflictos”, agregó.
Entre los elementos más resaltantes de la investigación, Kurtenbach mencionó que la gente desea tranquilidad, respeto y seguridad.
Mientras tanto, en las respuestas documentadas en entornos violentos, se encontró una experiencia en el barrio Catuche de Caracas, donde las madres, tras mucha violencia, encontraron una vía para dialogar e iniciar un proceso de paz que redujo significativamente la violencia en la zona.
Kurtenbach aseguró que, con base en las experiencias positivas existentes para promover la paz, “hay que fortalecer a las organizaciones de la sociedad civil para que puedan utilizar esos espacios para promover formas no violentas de transformación de conflictos”.
“Necesitamos relaciones constructivas entre el Estado y la sociedad. Hay que ponerse de acuerdo en que la construcción de paz es un proceso gradual y muchas veces se empieza con pasos muy pequeños”, dijo.
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