Satélite Simón Bolívar sale de su órbita y queda inoperativo

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Simón Bolívar
Foto: Archivo

Desde el 13 de marzo de este año, el Simón Bolívar, el primer y único satélite de comunicaciones estatal de Venezuela ha estado fuera de servicio, cuando una serie de maniobras lo dejaron caer en una órbita inutilizable.

Así lo reporto la agencia SpaceNews el pasado lunes, 23 de marzo.

En la tarde de este miércoles 25 de marzo, el Ministerio de Ciencia y Tecnología publicó en su Facebook un comunicado en el que se lee que el gobierno venezolano «hace del conocimiento público que, después de aproximadamente doce años de operaciones y debido a una falla, el satélite Simón Bolívar no continuará prestando servicios de telecomunicaciones», sin mayores detalles.

El satélite VeneSat-1 fue comprado por la administración Chávez, construido por China Great Wall Industry Corp y lanzado a fines de 2008 en una misión de 15 años para proporcionar servicios de televisión y banda ancha a Venezuela.

Ha estado atascado durante 10 días en una órbita elíptica sobre el arco geoestacionario, según a observaciones telescópicas de dos compañías estadounidenses que rastrean satélites.

Sin el Simón Bolívar no habría más Televisión Digital Abierta

Esto compromete al sistema de Televisión Digital Abierta (TDA) ofrecido por la empresa estatal CANTV.

Desde inicios de marzo, usuarios de todo el país con decodificadores de CANTV reportaron fallas de sintonización de canales, incluidos los nacionales.

Días después, el Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela (MinCi) informó que se trataba de una falla en el Venesat-I, también conocido como Simón Bolívar.

Pero luego, ya no se reportó nada al respecto y los ciudadanos siguieron con la falla.

El Simón Bolívar «se cambió la órbita»

ExoAnalytic Solutions, con sede en California, que opera una red de telescopios de rastreo de satélites y escombros, detectó un «cambio de órbita significativo» para VeneSat-1 el 13 de marzo a las 3:15 a.m., hora del este, cuando el satélite dejó su posición a 78 grados al oeste longitud sobre Venezuela.

Bill Therien, vicepresidente de ingeniería de ExoAnalytic, dijo a la agencia de noticias SpaceNews que «aproximadamente tres horas después, el satélite realizó otra maniobra que lo hizo caer hacia el oeste».

Las observaciones del telescopio de ExoAnalytic y AGI con sede en Pensilvania muestran que el Simón Bolívar cae en una órbita elíptica que en su punto más bajo está a 50 kilómetros sobre el arco geosíncrono donde residen los satélites de comunicaciones más grandes.

El punto más alto de Venesat-1, o apogeo, es de aproximadamente 36.300 kilómetros, o unos 525 kilómetros por encima del arco geosíncrono, según las compañías.

Por su parte, Bob Hall, director técnico de la compañía AGI, dijo que VeneSat-1 se ha alejado 30 grados de su ranura orbital original desde el 13 de marzo.

Si el satélite se desplaza otros 40 grados, estará más allá de la línea de visión de Venezuela, lo que complica cualquier esfuerzo para restaurar el control de la nave espacial a menos que Venezuela dependa de estaciones terrestres en otros países.

Riesgo de colisión bajo

Cuando los satélites geoestacionarios viejos o «con achaques» se ponen fuera de servicio, se espera que los operadores los maniobren en las llamadas ‘órbitas de cementerio’, generalmente de 300 a 500 kilómetros sobre la correa geosíncrona.

A tales altitudes, los satélites muertos deberían continuar orbitando durante miles de años sin poner en peligro los satélites activos.

Las observaciones de AGI y ExoAnalytic sugieren que los operadores del Simón Bolívar perdieron contacto con el satélite mientras intentaban moverlo a una órbita de cementerio adecuada, no elíptica.

El punto bajo, o perigeo, en la órbita elíptica de VeneSat-1, dijo Hall, puede «apenas besar» el umbral de notificación para los operadores de satélites en órbita geosíncrona, pero es poco probable que cause alarma. El apogeo del satélite está dentro de la ‘órbita del cementerio’, dijo.

Hall señaló que los operadores han podido contactar y recuperar los satélites que caen si no están gravemente dañados. La mayoría de los satélites tienen dos antenas omnidireccionales en lados opuestos para garantizar un medio de contacto, dijo.

En 2017, las compañías EchoStar y SES perdieron contacto con satélites enfermos pero pudieron restablecer el contacto y retirarlos de forma segura a la ‘órbita del cementerio’.

Sin reportes del «satélite bolivariano»

El operador del Simón Bolívar, la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales (ABAE), no había emitido informes de estado sobre el satélite hasta el 23 de marzo y no pudo ser contactada por los medios estadounidenses para hablar al respecto.

En enero, la ABAE informó que Venezuela y China planeaban desarrollar un satélite de reemplazo, VeneSat-2, que continuaría el servicio después de que VeneSat-1 se retirara.

VeneSat-1 entró en servicio en enero de 2009, aproximadamente tres meses después del lanzamiento de un cohete chino Long March 3B. Se esperaba que el satélite permaneciera en servicio hasta al menos 2024.

Dado que los satélites de comunicaciones geoestacionarios generalmente demoran de dos a tres años en construirse, Venezuela podría enfrentar una brecha de cobertura si no puede recuperar el Simón Bolívar o utilizar la capacidad en otros satélites que cubren la región.

Un proyecto millonario

Con un presupuesto de 400 millones de dólares, el satélite Simón Bolívar tenía como objetivo facilitar el acceso y transmisión de servicios de datos por Internet, telefonía, televisión, telemedicina y tele educación.

También contemplaba cubrir todas aquellas necesidades nacionales que tienen que ver con las telecomunicaciones, sobre todo en aquellos lugares con poca densidad poblacional.

Igualmente, pretendía consolidar los programas y proyectos ejecutados por el Estado, garantizando llegar a los lugares más remotos, colocando en esos lugares puntos de conexión con el satélite, de tal manera que se garantizase en tiempo real educación, diagnóstico e información a esa población que quizás no tiene acceso a ningún medio de comunicación y formación.

Sin embargo, no hay reportes conocidos de la actividad del satélite tras su lanzamiento.

En 2012 fue lanzado el Satélite Miranda (VRSS-1), para tomar imágenes en alta definición del país, con un presupuesto de 67 millones de dólares, pero tampoco hay información disponible sobre su paradero.

Y en 2017, fue lanzado el satélite Sucre (VRSS-2), con un presupuesto de 170 millones de dólares.

Ese al igual que el satélite Miranda realizaría labores de levantamiento cartográfico e incluyó una nueva cámara de alta definición y una cámara infrarroja para diagnóstico de suelos, recursos hídricos y datos de prevención sismológica.

Sin embargo, no hay reportes conocidos que señalen ser de fuentes satelitales sobre actividad sísmica.

Con información de SpaceNews