El polémico ahora ex presidente de Estados Unidos Donald Trump quedó absuelto este sábado de su segundo juicio político porque en el Senado no se alcanzaron las dos terceras partes necesarias para condenarlo.
Al político se le procesaba por «incitación a la violencia», en relación a los hechos violentos contra el Capitolio del pasado 6 de enero de este año.
Sin embargo, más allá de representar una buena noticia para Trump y los republicanos el hecho de que no se consiguiera la votación necesaria para enjuiciarlo demuestra que a la final el ex mandatario es severamente cuestionado por la aciaga pasividad que mostró el día de los sucesos.
En este punto, sus partidarios republicanos estaban profundamente insatisfechos con la débil defensa de sus abogados cuando alegaron que el exvicepresidente Mike Pence nunca estuvo en peligro cuando en los vídeos se vio claramente su evacuación del Capitolio mientras a escasos metros la turba furiosa gritaba que ahorcaran a Pence.
En resumen, republicanos y demócratas llegaron a un acuerdo ‘in extremis’: se acepta como prueba un testimonio de la diputada Herrera, una de las pruebas más duras contra Trump, sin tener por qué alargar más el proceso. En ese testimonio, la diputada asegura que Trump justificó el saqueo.
Para condenar e inhabilitar a Trump los 50 demócratas necesitarían que 17 republicanos se les sumaran, para confirmar así una mayoría de dos tercios.
Los fiscales acusan a Trump de incitar a sus seguidores a saquear el Capitolio el 6 de enero, pero la mayoría de votos nunca llegó de un Senado, cuyos integrantes mostraban evidente aburrimiento y sin ganas de recusar la decisión que absuelve al magnate aunque nuevamente queda manchada su hoja de vida.
Sin embargo, en su primera reacción a la decisión Trump calificó el juicio político como «una caza de brujas», y aseguró que su movimiento patriótico «acaba de comenzar».