El ser humano es el único que está en capacidad de darse cuenta de sí mismo y de los demás entes. De escoger entre el cuerpo y el espíritu, entre servir a nuestro propio interés o servir a los demás.
En nuestra existencia es importante el hecho de hacernos preguntas y responderlas mediante la razón: ¿qué soy?, ¿de dónde procedo?, ¿a dónde voy? Hay una finitud en el ser y a la vez una infinitud de esperanza.
La pregunta acerca del hombre es la pregunta sobre el sentido existencial: ¿vale la pena vivir?, ¿para qué vivir?. En la pregunta también está implícita la pregunta por el origen del pasado. Otro modo de plantear la pregunta es la del sentido: ¿qué sentido tiene la existencia? es comprensible por qué vale la pena vivir y que la vida valga tanto para comprometer la libertad personal.
Estamos ante la cuestión de la trascendencia del mismo hombre. De igual manera, en esa pregunta vemos el punto de partida del pensamiento filosófico. El sentido de la existencia implica la libertad humana. Solo es posible mostrar el sentido, es imposible demostrarlo.
La pregunta sobre Dios sucede a la pregunta acerca del ser humano. En la experiencia del hombre, hay algo que apunta más allá del mismo ser humano. Tiene que ver con la experiencia de la dimensión última y fundamental de la existencia humana. Es la pregunta por el sentido último, definitivo y absoluto de la existencia humana.
La posibilidad de la cuestión acerca de Dios depende de sendas condiciones: a) que en la experiencia humana hayan señales de trascendencia; b) que en la reflexión sobre el hombre se evidencie el carácter trascendental de esas señales.
La pregunta sobre Dios se plantearía así: a) ¿Es posible descubrir que en el hombre hay algo que se le impone incondicionalmente? b) ¿Es posible mostrar que eso que se le impone incondicionalmente, es a su vez absolutamente incondicionado? c) ¿Es posible mostrar entonces que el hombre no se auto fundamenta?
No somos seres materiales, sino seres espirituales teniendo una experiencia material. El sentido de trascendencia de la vida humana tiene su base en la experiencia de Dios.
La dignidad inalienable del hombre se fundamenta en la Creación y la Redención, así como la igualdad esencial de todos los seres humanos. La libertad se fundamenta en la dignidad. El sentido de la historia humana se encuentra en la cruz de Cristo y la esperanza trascendente.
@OscarArnal