Siguen desvalijando a la Universidad de Los Andes

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Universidad de Los Andes
Facultad de Ciencias ULA/Mérida/Cortesía

Ante la falta de seguridad y vigilancia, en los últimos años los laboratorios, talleres, varias facultades entre otras áreas de la Universidad de Los Andes (ULA), núcleo Mérida, han sufrido innumerables hurtos.

Esta situación ha ocasionado que esta casa de estudio esté cada día desprovista de sus recursos materiales para seguir en funcionamiento y lo que pone en duda también el inicio de las clases presenciales.

El profesor de la facultad de Arte y Diseño Gilbert Díaz, manifestó que en esta ocasión parte de los techos e instrumentos de trabajo perteneciente a los talleres han sido sustraídos por presuntos delincuentes.

“El techo lo han roto y bajan por el cielo raso, han partido el candado y logran sustraer herramientas, maquinarias y material, esto es un gran problema e insisto con el monte que tenemos allí atrás y la delincuencia que ahora vive dentro del monte y no hay cómo frenarlos”, aseguró el profesor.  

Los robos se han incrementado durante la pandemia

Kleiber Salinas, jefe de mantenimiento de la facultad de Farmacia y Bionálisis, mencionó que tras la llegada de la pandemia los hurtos en esta universidad han ido en aumento, perjudicando enormemente a los estudiantes y profesores.

“Los hurtos y los robos han ido dejando fuera de servicio estos galpones, el robo fue prácticamente eléctrico y grifería, nos dañaron prácticamente 10 neveras de refrigeración donde se guardan los reactivos, yo creo que los profesores ya no van a poder dar clases en el momento que hagan el llamado a asistir”, apuntó Salinas.

Recientemente un grupo de profesores y empleados de la facultad de Ciencias realizaron un recorrido en el núcleo “Pedro Rincón Gutiérrez” ubicado en La Hechicera, percatándose que uno de los laboratorios adscritos al jardín botánico también había sido robado.

De acuerdo con la información suministrada por Manuel Aranguren, vicerrector administrativo de la ULA, los ladrones sustrajeron del mencionado núcleo “4 motores de neveras comerciales, un microondas y un motor de una nevera de uso científico, la cual preservaba muestras biológicas a -80 grados centígrados”. Todas las muestras se dañaron producto de esta acción al igual que “varios años de trabajo difíciles de reparar”.