Hace veinte años se fundó la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), programa de la Misión Sucre que luego fue municipalizado. Después de tanto tiempo, en el estado Guárico no cuenta con sede propia.
Los estudiantes, a quienes les ofrecieron oportunidades de estudios en carreras como educación, comunicación social o turismo, reciben clases en espacios denominados como aldeas, que funcionan en escuelas y liceos bajo convenio con la Zona Educativa de la entidad.
Allí los estudiantes enfrentan problemas a nivel de infraestructuras porque están en mal estado, hay aulas oscuras y espacios reducidos, además de filtraciones en paredes y techos que se acentúan en tiempos de lluvias.
En esta entidad, muchos de los que integran la matrícula de la UBV deben cambiar de aldeas de forma constante: a veces porque se reduce el número de estudiantes (muchos abandonan por restricciones económicas y de otra índole) o porque son víctimas de robos durante las jornadas académicas.
Deserción
Herminia Lovera, una estudiante de la UBV, declaró a Radio Fe y Alegría Noticias que cuando comenzó la carrera de Comunicación Social en la aldea Luis Barrios Cruz, sector Banco Obrero, en el trayecto inicial inició con 18 personas y de esos 18 “quedamos cuatro nada más”.
“A pesar de que los profesores siempre estuvieron ahí pendientes, siempre guiándonos y motivándonos para que no abandonáramos la carrera porque se hacía bastante fuerte”, expresó.
Ahora, luego de cumplir con todos los requisitos académicos, Lovera aseguró que lleva más de un año esperando que le entreguen su título como licenciada.
“Terminé mis estudios en la Universidad Bolivariana de Venezuela: un año de haber egresado y todavía mis compañeros y yo estamos en espera del título. Cuando recibimos el Técnico Superior en Producción de Medios Audiovisuales había personas que ya tenían más de dos y tres años esperando título de Licenciatura y TSU. Por alguna razón están retrasados los procesos”, contó.
Inseguridad desbordante
Lovera relató que durante la carrera los cambiaron cuatro veces de sede por el tema de la inseguridad, ya que varias veces fueron víctimas de robos, lo que además desencadenó que muchos de sus compañeros abandonaran las aulas.
“Comenzamos en el Luis Barrios Cruz los días viernes y sábados; viernes a partir de las 4:00 o 5:00 de la tarde, hasta las 8:00 de la noche; y los sábados de las 8:00 de la mañana hasta las 2:00 de la tarde. Pero siendo tan poca matricula los delincuentes hacían de las suyas, afectando tanto a estudiantes como facilitadores”, relató.
Afirmó que cuando se cambió a la aldea Juan Germán Roscio el tema de la inseguridad se agudizó.
“Ingresaron personas a robar en varias ocasiones y se llevaron teléfonos, computadoras, entre otros objetos de valor. De allí nos pasaron al José Félix Ribas e igualmente los espacios muy solos”, agregó.
La pesadilla continuó para los facilitadores y estudiantes, cuando se trasladaron a los espacios de una escuela ubicada en la Morera, sector Los Aguacates.
Finalmente terminaron estudios en la Biblioteca Pública, donde obtuvieron un poco más de tranquilidad, según la entrevistada.
Adoctrinamiento
María García, estudiante del sexto semestre de Administración en la UBV en la entidad llanera, afirmó que dentro del plan de evaluación, los triunfadores, como les llaman a los alumnos en dicha casa de estudios, deben asistir a eventos políticos y de lo que ella cataloga como “adoctrinamiento”.
“Generalmente si hay adoctrinamiento. Los profesores, al darnos las normativas de la institución, alegan que debemos asistir a los actos políticos porque eso vale nota. Es como una obligación. Siempre les ponen una ponderación a esas actividades”, comentó.
Asimismo, García explicó que cuentan con un vocero o delegado que muchas veces no cumple con las mismas responsabilidades, como el resto del curso.
“Hay un compañero que muy poco asiste a clases, pero siempre tiene sus notas. Él envía los trabajos vía online, pues cumple compromisos con el partido de gobierno, mientras que nosotros sí cumplimos con asistir a las aulas los viernes y sábados”, señaló.
¿Un programa extraordinario?
En contraposición a los testimonios de los alumnos, Hasay Gaitán, facilitadora con más de 15 años como profesora de UBV, alabó el impacto de esta casa de estudios.
Según ella, “es un programa extraordinario”, pues “abrió el paso a muchas personas que querían lograr una carrera y no podían, por ser padres de familia o por falta de flexibilidad de los horarios”.
En ese sentido, Johan García, coordinador de la aldea universitaria Francisco Aranda, explicó que la experiencia con “los triunfadores sigue siendo buena”: según él, los inscritos en cada programa duran cuatro años siempre y en cuanto a la demanda siempre se estaría alcanzando la cantidad correspondiente.
No obstante, una docente que prefirió mantener el anonimato, aseveró que no todo es color de rosa.
Para ella, los sueldos, como en otras casas de estudios superiores, son insuficientes. Además, no cuentan con condiciones mínimas para impartir conocimientos y por si fuera poco les obligan a formar parte de actividades políticas.
En cifras
Durante la realización de este trabajo de investigación, autoridades de la UBV dieron cuenta de que en julio de 2022 egresaron 51 nuevos de los llamados triunfadores en Guárico: cifra que englobó a estudiantes de los municipios Roscio, Miranda, Ortiz y José Tadeo Monagas.
Es decir, que desde ese momento, hasta la fecha no se han realizado nuevos actos de grado, aunque en el pasado la universidad confería títulos dos veces al año.
La perspectiva de cada entrevistado muestra realidades distintas y aunque algunos no lo digan, sobrepasar obstáculos sigue siendo la constante en instituciones como la UBV, así como en otras casas de estudio públicas del país.
En ese contexto, le toca a la población hacerse una idea y sacar sus propias conclusiones sobre si es una buena opción estudiar una carrera en una universidad donde incluso la entrega de títulos es incierta.
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